Cargo
conmigo una razón oculta
sin luz
para un mañana ni un encuentro
por
una realidad que me sepulta
y
nadie puede ver porque es por dentro.
Una
sombra constante sin reflejo
que impide
ser feliz como otros tantos
y un
tedio sin variar en un espejo
que
sabe de aflicciones y de llantos.
Cargo
con mi silencio la sentencia
aquella
de esperar lo que no llega
atado
a ese disfraz de la apariencia
que
impide ver luto que lo anega.
Donde
no importa cabalgar empeños
detrás
de una sonrisa o los abrazos
donde
colapsan al nacer los sueños
y el
alma se me rompe en mil pedazos.
Ernesto
Cárdenas.
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