Hoy ya sé que estoy viejo el ruido me molesta
y si no me entretienen me duermo en una fiesta.
Me pierdo entre la gente con mis ojos rojizos
con mis torpes maneras y mis dientes postizos.
Con mis incongruencias que repiten el cuento
que ya dije otras veces con el mismo argumento.
Hoy sé que ya estoy viejo por mis complicaciones
por mi tos, por mi artritis y por mis depresiones
y si no me entretienen me duermo en una fiesta.
Me pierdo entre la gente con mis ojos rojizos
con mis torpes maneras y mis dientes postizos.
Con mis incongruencias que repiten el cuento
que ya dije otras veces con el mismo argumento.
Hoy sé que ya estoy viejo por mis complicaciones
por mi tos, por mi artritis y por mis depresiones
Por el Alzheimer justo, exacto en su medida
porque el mal se nos
junta ya al final de la vida.
Aunque se trate en vano de no aceptar la historia
aquella que repite que no hay escapatoria.
Y más cuando notamos el paso algo más lento
y ante el menor esfuerzo perder hasta el aliento.
Hoy sé que ya estoy viejo, estoy en pleno ocaso
y cuando opino o hablo ya nadie me hace caso.
Me sientan, me regañan, controlan mi dinero
y si protesto entonces me llaman majadero.
Me acuestan cuando quieren, me obligan a la sopa
me escogen los zapatos, mis gafas y la ropa.
Mientras de mi pasado recuerdo una ilusión
cuando en la mano entonces no estaba este bastón.
Ni torpe yo observaba a la muchacha hermosa
con mi arteriosclerosis y la vista borrosa.
Hoy sé que ya estoy viejo el cuerpo me lo grita
Por algo que se ha muerto… y ya no resucita.
Ernesto Cárdenas.
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