Nubes de gases
en astrales dramas
formaron el
perfil de las esferas
estrellas,
esplendores, panoramas
del génesis,
del caos y de las eras.
Del universo
aquél y del profundo
epílogo del
tiempo y de su imperio
conflicto
natural en donde el mundo
nació de
aquella arista del misterio.
Luego la vida
duplicó latidos
se abrió como
una flor en lo remoto
y el
cro-magnón primario en sus gruñidos
trazó una
senda al horizonte ignoto.
Y supo de la
magia en las hogueras
a conocer el
miedo y las pasiones
a dividir su
espacio en las fronteras
y a comprender
buscando perfecciones.
Glaciares,
terremotos, cataclismos
espasmos de la
tierra y lo que asedia
el clamor, el
espanto, paroxismos
dejaron en las
hordas la tragedia.
Por fin el orbe
suavizó su clima
saltaron las
ideas del exceso
y el hombre
fue escalando aquella cima
que dio otra
realidad para el progreso.
Se abrieron
latitudes y caminos
cruzaron las
montañas y el océano
buscando en la
inquietud otros destinos
ajenos del
azar y de lo arcano.
Y así pasaron
siglos, pasó el mito
del alma por su
ruta en los sucesos
pasó otro
acontecer, otro infinito
pasaron muchas
vidas, muchos besos.
Para que todo
culminara entonces
en una
profecía y en un canto
y la campana
en su latir de bronces
marcara una
ilusión como un encanto.
Para que un
hecho se gestara entero
para que algo
concretara un pacto
para que al
fin naciera el verdadero
concepto de
una fe como un impacto.
Y todo se
cumplió en los empeños
del cielo y de
la vida sin a plazos
y todo así
pasó como en los sueños
para tenerte
un día entre mis brazos.
Ernesto
Cárdenas.