le
arrebatara un día su sosiego
lo
odiaba con empeño inenarrable
lo
odiaba con rencor oscuro y ciego.
que
rompen de las almas la mesura
con
ese no escapar de las pasiones
que
ahuyentan de la mente la cordura.
sacarlo
de su tiempo y de la vida
por
una realidad y un compromiso
de
darle a su trayecto otra avenida.
en
medio de lunáticos y extraños
para
saldar su crimen en la plena
tortura
que arrastró por veinte años.
sin
olvidar su odio ni un instante
ni
un momento en su encono lapidario
ni
un segundo en su noche delirante.
que
el tiempo algunas cosas no derrumba
por
eso se apuró hasta al cementerio
para
escupir allí sobre su tumba…