En otro tiempo
de una noche grata
un hombre
primitivo en su dilema
a la lumbre quizás
de una fogata
trazó los pasos
del primer poema.
Sorprendido ante
el hecho del suceso
que alteró su
equilibrio y su cordura
confundido vagó
como un poseso
tras haber
descubierto la ternura.
Otra forma en su
ser, otro destello
que extremaba en
sus horas la impaciencia
otro modo de ver
eso que bello
trastornaba de
golpe la existencia.
Y en su caverna
desbrozó otra senda
que enmarcaba
otro azar a sus pasiones
la de soltar del
alma aquella rienda
que invita a
sentir mil sensaciones.
Mil anhelos
brotando del instinto
de su ser que
ignoraba el alfabeto
mil sueños para
ser lo que distinto
le imponía lo
sensible como un reto.
Para ser fe y arrullo a su manera
con toda la
amplitud del pensamiento
atado cada
instante a su quimera
para volcar
afuera el sentimiento.
Con un tesón
extraño en aquél hecho
en su zahareño
espíritu y su estrella
con un afán
tenaz por eso tierno
que lo marcaba
hondo con sus huellas.
No hubo testigos
de esa acción profusa
cuando creo
entre luces su universo
un complot con
su sueño y con la musa
para dotar de
magia cada verso.
Para crear,
amar, ser el poeta
que supo
estremecerse en sus delirios
al mirar de la
vida la faceta
del candor, de
la seda y de los lirios.
Sin comprender
que tuvo el privilegio
de recibir del
cielo otro lenguaje.
otra forma en su
hablar, un sortilegio
que le cambió a
la mente su paisaje.
Que puso otro
motivo en las razones
de su paz interior
y en su tormenta
que lo impulsó a
trotar sus emociones
para acercarse a
Dios… sin darse cuenta.
Ernesto
Cárdenas.