miércoles, 26 de abril de 2017

Ni yo mismo...

Soy el poeta, el que brega
por la noche y por la rima
el que a todo se aproxima
con la palabra que llega
soy el nervio, el que navega
sin pausas tras lo aparente
soy la emoción, el torrente
del sentir y de su centro
y la pasión que por dentro
grita en el alma y la mente.

La ansiedad, lo que se agita
y enciende el vocabulario
entre la luz y el calvario
que me derriba o levita
soy el que se precipita
en íntimas evasiones
quien delinea sensaciones
como buscando una brecha
para arrancar una flecha
que punza mis emociones.

Soy el poeta, la esencia
de lo que vibra y que late
el que libra ese combate
con la letra y la impaciencia
el signo, soy la demencia
marchando en su paroxismo
entre el cielo y el abismo
sin escapar del asecho
de aquello que insatisfecho
me hace no ser ni yo mismo.

Ernesto Cárdenas.

 

lunes, 10 de abril de 2017

No se marcha el amor...

No se marcha el amor, nunca se acaba
lo que nutrió con alma las raíces
tan solo se nos va si hay una traba
que eclipsa el corazón de sus matices.

Que arrastra en su destino una sentencia
oscura de un error o de una herida
si habita una inquietud en la conciencia
que rompe con lo bello de la vida.

En esa latitud de los martirios
testigos de un ayer o de un momento
que se apuró con prisa a los delirios
y se enredó por dentro en el tormento.

O en la pasión fatal que amplió el suceso
tras decorar feliz un escenario
que terminó rumiando en el exceso
un sopor, un hastío y un calvario.

Y es que el amor se marcha si no tiene
verdad en su actitud y en su excelencia
sino se le bendice y se mantiene
en una concluyente transparencia.

De dos para marcar un solo paso
de dos para escucharse en un latido
de dos para beber de un solo vaso
de dos para tejer un solo nido.

Para alcanzar amando enhorabuena
ternura excepcional sin titubeos
para sembrar cantando la azucena
perfecta de la noche y los deseos.

No se marcha el amor se va apagando
el entusiasmo antiguo en el vacío
no se marcha el amor se va agotando
y al final ya sin fe muere de frío.

Ernesto Cárdenas.

martes, 4 de abril de 2017

Décimas necesarias...


No busco más que el nivel
de las cosas necesarias
para lanzar incendiarias
sensaciones al papel
para asomarme al broquel
del alma sin antifaz
con empeño contumaz
por la luz y por la esencia
que dejan en mi conciencia
como un remanso de paz.

Escribir es abrir puertas
mostrar la ruta de adentro
es eclosión y es el centro
de pasiones descubiertas
de modos,  de acciones ciertas
que batallan en la mente
nos hacen cruzar el puente
de una extraña contextura
donde la literatura
abruma como un torrente.

Escribir es la emoción
que se torna en paroxismo
cuando se arranca uno mismo
pedazos del corazón
es una conversación
con las olas y la arena
con la lluvia y la azucena
tras todo lo que lastima
y es el clamor de una rima
que busca aliviar la pena.

Ernesto Cárdenas.