martes, 31 de julio de 2018

Su propia ruta...

Nunca encontró el remedio de sus males
ese de ser distinto, inadaptado
tal vez por no aceptar los terrenales
modos del hombre actual con sus legados.
 
Ese donde el rencor como la envidia
están entre los actos, los motivos
ese donde la hiel y la perfidia
los hacen contra todos negativos.
 
Por eso se alejó, tomó otra senda
adentro de su mente sin testigos
trazando natural su clara agenda
que le cerraba al mundo sus postigos.
 
Y descubrió otro azar, abrió otra puerta
para habitar a solas su universo
otro espacio total para esa cierta
realidad de su libro y de su verso.
 
Sin ese azar de oscuras odiseas
solo con su albedrio y con su mente
por ese ir y venir de sus ideas
volcadas al papel como un torrente.
 
Como una conmoción, una exigencia
para dejar afuera lo que enluta
para afirmar su fe, su exacta esencia
para encontrar su paz, su propia ruta.
 
Ernesto Cárdenas.

lunes, 30 de julio de 2018

El primer poeta...

En otro tiempo de una noche grata
un hombre primitivo en su dilema
a la lumbre quizás de una fogata
trazó los pasos del primer poema.

Sorprendido ante el hecho del suceso
que alteró su equilibrio y su cordura
confundido vagó como un poseso
tras haber descubierto la ternura.

Otra forma en su ser, otro destello
que extremaba en sus horas la impaciencia
otro modo de ver eso que bello
trastornaba de golpe la existencia.

Y en su caverna desbrozó otra senda
que enmarcaba otro azar a sus pasiones
la de soltar del alma aquella rienda
que invita a sentir mil sensaciones.

Mil anhelos brotando del instinto
de su ser que ignoraba el alfabeto
mil sueños para ser lo que distinto
le imponía lo sensible como un reto.

Para ser fe  y arrullo a su manera
con toda la amplitud del pensamiento
atado cada instante a su quimera
para volcar afuera el sentimiento.

Con un tesón extraño en aquél hecho
en su zahareño espíritu y su estrella
con un afán tenaz por eso tierno
que lo marcaba hondo con sus huellas.

No hubo testigos de esa acción profusa
cuando creo entre luces su universo
un complot con su sueño y con la musa
para dotar de magia cada verso.

Para crear, amar, ser el poeta
que supo estremecerse en sus delirios
al mirar de la vida la faceta
del candor, de la seda y de los lirios.

Sin comprender que tuvo el privilegio
de recibir del cielo otro lenguaje.
otra forma en su hablar, un sortilegio
que le cambió a la mente su paisaje.

Que puso otro motivo en las razones
de su paz interior y en su tormenta
que lo impulsó a trotar sus emociones
para acercarse a Dios… sin darse cuenta.

Ernesto Cárdenas.

domingo, 29 de julio de 2018

Déjame...

Déjame quererte así, con mis oleajes
como siempre he sido
cazador de sueños
cultivador ansioso de visiones.
Y no me digas que aparte de mi mundo,

de mis pobres alucinaciones
se abre real, filoso otro universo,
otro panorama cruel
que devora el espejismo de mis horas,
ni me digas que no existen voces cristalinas,
misteriosas en las aguas,
que su arrullo es tan solo la fusión molecular
compuesta en un fluido,
que las estrellas son esferas lejanas
de un fuego que calcina,
y que la poesía es la distorsión,
la dislocación de los entornos,
una fantasía para crear una imagen
en disputa con la lógica.
No me digas eso...
déjame creer, soltar gaviotas en tus playas,
quererte a mí manera,
buscando el ritmo en tus palabras
en el eco musical de un salmo,
déjame adornar, decorar tus pasos con mi rima,
hacer paisajes del sendero,
pensar distinto, por favor… no me anules el suspiro.
Sí, ya sé
que hay otro mundo donde se elabora lo pragmático,
donde se aprietan exactos los criterios
donde la ilusión es condenada a los rincones
y triunfan los instintos primitivos,
lo sé...
pero no acepto los silencios, el cálculo,
la escarcha del axioma.
Soy un guerrero de otro tiempo,
de horizontes y crepúsculos,
soy un loco del momento
que regala lirios entreabiertos y sonrisas.
Déjame así...
perdido en el incienso de tu aliento
en el misticismo apacible de la noche,
Déjame así con mis ficciones
con mi barca remando una quimera,
atrapado en la evocación,
en el hechizo de un conjuro
y en el encanto de tus labios carmesíes
que hoy...
hoy confundo con duraznos.

Ernesto Cárdenas.

sábado, 28 de julio de 2018

Sobre el madero...

Hay acciones, misterios que confunden
la vida desde siempre en el trayecto
pasos equivocados que nos hunden
nublando la intuición y el intelecto.

Rutas tomadas sin medir mañanas
prisas del alma por lograr un sueño
ansias que luego justifican vanas
maneras de hacer trizas los empeños.

Desaciertos, yerros e impaciencias
que agotan sin saber el calendario
errores donde nunca la experiencia
mostró la otra verdad del escenario.

Sofismas donde al fin lo que anhelamos
se nos rompe mostrando el lado fiero
y entonces ya sin tiempo contemplamos
sangrar el corazón sobre el madero.

Ernesto Cárdenas.
 

viernes, 27 de julio de 2018

Entiendo...


Entiendo no es posible marchar en retroceso
para torcer el rumbo, para olvidar su beso.
 
Para girar el ansia con prisa a otra vertiente
y sepultar la historia detrás de lo aparente.
 
Porque lo suyo abarca el alma en mis extremos
y me embellece el sueño como los crisantemos.
 
En un itinerario tenaz y delirante
de amar retando al mundo de forma exorbitante.
 
De amar sin poner frenos en esa tesonera
secuencia que no sabe sentir de otra manera.
 
Ya que en esa ternura lo hermoso justifica
quererla simplemente porque me certifica.
 
Que existe un desafío, que existe otro compendio
que empieza en la sonrisa y acaba en el incendio.
 
O en esas sensaciones supremas del suspenso
donde se habita un mundo que gira en el incienso.
 
Para entender entonces que estoy predestinado
a amarla en lo bendito y amarla en el pecado.
 
Ernesto Cárdenas.

jueves, 26 de julio de 2018

Nunca...

Nunca se acaba el tiempo ni ese instante
de amar por convicción o por esencia
de no cesar aquella trascendencia
que arrima el corazón a lo importante.

A lo que arrulla tierno y armoniza
el alma con el beso y el perfume
siempre hay una emoción que profetiza
un salmo que nos toca y nos resume.

Una inquietud que nos conjuga entera
las ansias de habitar esas pasiones
que son en su amplitud ala y hoguera
de un algo que no acepta rendiciones.

Nunca se acaba el tiempo de los sueños
de retoñar por dentro una esperanza
de reactivar de noche los empeños
que inclinan al delirio la balanza.

Que ponen el ardor sobre la trama
absurda de los años o la herida
nunca se acaba el tiempo si se ama
hasta el final rotundo de la vida.

Ernesto Cárdenas.

miércoles, 25 de julio de 2018

Camina firme...

Camina firme por la vida y labra
la paz interna sin tener dobleces
con tu amor, con tu acción, con tu palabra
con valor que no acepta pequeñeces.

Esquiva al ignorante, al que pregona
virtudes en afán de ser creído
a ese que no comprende ni perdona
el error del que sufre o del caído.

Busca nunca pedir aunque des todo
batalla con tu fe y con tu aliento
con todo el corazón, con ese modo
de jamás anular tu sentimiento.

Sonríe a la mañana y marcha lleno
de plenitud que roza la armonía
por pura amenidad, por eso pleno
de sentir que estás vivo todavía.

Pues cada acontecer te vigoriza
conjugando en tu anhelo bendiciones
cada día te anima y te matiza
a continuar rimando sensaciones.

Camina firme sin temer ser claro
por tu destino y por tu conciencia
y sin que importe que te note raro
el mundo que se oculta en la apariencia.

Para trazar tu mismo tu diseño
alejado del rumor, de vana gloria
tu mismo al penetrar a ese otro sueño
junto a Dios para el cauce de tu historia.

Ernesto Cárdenas…

martes, 24 de julio de 2018

Nadie lloró...



Auto retrato de Van Gogh ya en plena locura...

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La plata de la luna en el reflejo
grabó sus formas en la oscura estancia
como algo fantasmal, como un reflejo
rompiendo realidad en la prestancia.

Dio algunos pasos por aquél recinto
donde entre fiebres su querer consume
y el corazón que se encontraba extinto
aspiró de la noche su perfume.

La vio entre brumas semejando un hada
abrir los ojos y pedir un beso
y olvidó una vez más la fe cansada
para enredar su amor en el obseso.

Y allí en su engaño la sintió presente
llenándola feliz de todo encomio
y así murió entre risas el demente
nadie lloró en el viejo manicomio.

Ernesto Cárdenas.

lunes, 23 de julio de 2018

La risa...




 “La risa cuesta menos que la electricidad y da más luz”
Proverbio escocés.

La risa es una manera
de florecer, de abrir puertas
de alfombrar las cosas ciertas
de una emoción verdadera
es girar en otra esfera
de razones armoniosas
para trenzar asombrosas
alegrías de un mensaje
que nos traduce el lenguaje
del sol y las mariposas.

La risa dona algo tierno
a las almas y a la mente
y es la intensión evidente
que pone fuego al invierno
por ese motivo interno
de ser rito y trascendencia
de ser acción y cadencia
que se escucha como un trino
mostrando lo cristalino
del arrullo y de la esencia.

La risa como una rima
es un poema de adentro
un solfeo para un centro
que a lo grato nos arrima
un gesto que legitima
sobrepasar los niveles
de los nidos, de las mieles
por algo bello y profundo
que nos hace frente al mundo
vestirnos con cascabeles.

Ernesto Cárdenas.

domingo, 22 de julio de 2018

Miguel Ángel Buonarroti ...



La piedad, escultura de
Miguel Ángel Buonarroti
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Vivió su tempestad, fue más de uno
en su vigor fecundo y en su entrega
nadie lo rebasó, no hubo ninguno
en los siglos que rozara su grandeza.

Inspiración, soberbia, fue ese inmenso
torrente de ansiedad que nada sacia
el nervio, fue el relámpago en lo intenso
de un clamor de la cima y de la audacia.

De un apurar lo vasto en ese todo
de abortar en el bloque lo elegante
combate para un fin, para ese modo
de esculpir un gran sueño delirante.

Tras una idealidad de lustre y magia
de instintos infinitos...temerarios
en pos de esa inquietud que se contagia
con olas de caprichos incendiarios.

Su meta en lo excelente fue esa ciega
pasión por lo bello que redime
robusta realidad para esa entrega
enorme que se acerca a lo sublime.

Buscó lo magistral, buscó el efecto
el modelo absoluto en su porfía
logrando en su labor eso perfecto
de arrancar a la piedra poesía.

Su orgullo permanente era el aliento
de un terco corazón que no enmascara
el placer tras la forma...el firmamento
que tocaba en un mármol de Carrara.

Y así también tocaron la pintura
sus dedos que seguían lo intachable
tal vez en ese esmero que conjura
la línea en el rigor de lo admirable.

La capilla Sixtina y aquél juicio
final de un portento en el arcano
con celo culminaron lo propicio
de un encanto que brotaba de su mano.

La luz en el contraste y el acento
dual en la esperanza y la tragedia
pusieron a la vista el argumento
que abruma desde arriba y nos asedia.

Pintó la fe en los rostros, pintó el miedo
la mueca del espanto sin la calma
el hundimiento lento en ese enredo
confuso de pavores en el alma.

Para una redención, para ese interno
dialecto de otra voz en la sentencia
bajo el severo drama en ese eterno
conflicto de la noche y la conciencia.

Y así triunfó su espíritu indomable
por sobre el tiempo lo abrazó la gloria
y salió para siempre inmensurable
a brillar como un sol para la historia.

Ernesto Cárdenas.

sábado, 21 de julio de 2018

La envidia...



La envidia, pintura de Julliet Ramirez.
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La envidia es sentirnos incapaces, incompetentes para estimular un ansia, es contemplarnos disminuidos, inhabilitados para la altura, es ver a otro desde abajo, desde el fondo donde se especula sin luchar, donde se curva el razonamiento para esquivar la realidad, para ignorar la mengua de nuestras debilidades, de nuestras impotencias para alcanzar un logro.
La envidia es la cautividad del espíritu y de los criterios, es la usurpación de los valores, de la voluntad para el recato propio, para realizar esas cosas que nos dan calidad, que nos dan títulos de luces y de alternativas para un sueño.
Quien envidia pisa cristales en su marcha, pierde la estimación personal con pensamientos  nocivos, quien envidia se cancela, se hace inepto para un empeño, se revoca el mismo la esperanza, se orilla, se inclina a las sombra por los celos, duda de su propia fuerza ante otro ser, que con maña o con talento lo hace sentir como un idiota.
Quien envidia pierde el equipaje para una perseverancia, se le fuga el tino, el juicio para un anhelo, quien envidia se acorrala en la fragilidad, en el exiguo mundo de lo insignificante, quien envidia pone luto en sus acciones y negocia con lo escueto, confiscando su mañana y su horizonte.
La envidia rompe el entusiasmo y neblina la conciencia, porque en vez de batallar criticamos, en vez de emular censuramos, en vez de tener bríos…murmuramos, nos quejamos.
Y en ese laberinto sin abrir más puertas, incinerados en complejos... se nos van los años.

Ernesto Cárdenas.

jueves, 19 de julio de 2018

Los remordimientos...

El remordimiento de Nerón tras el asesinato de su madre 1878
El remordimiento de Nerón, pintura de John William.
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Los remordimientos son reminiscencias de un error, sucesos de una sombra, un daño causado por nuestra flaqueza o por nuestra maldad a otro ser haya sido involuntario o no, son voces internas de una conmoción, de un yerro que vuelve en olas por un dolor que provocamos en un pasado, por nuestra incomprensión, por nuestra ignorancia o por una acción cometida que inflexible hoy se nos presenta como una impiedad, como algo que provocamos, por irreverencia, por estupidez o por canallada.
Los remordimientos susurran en la noche, memorizan una acción injusta, una fealdad en nuestro itinerario, una reminiscencia que anuncia, que descubre un abuso cometido, o simplemente aquello que apuramos para un atropello y hasta para un crimen.
Son los agujeros negros de la mente, remembranzas de lo que un día lastimamos, son fantasmas que trepan por la conciencia y dejan una culpabilidad en el alma y en los pasos.
Algunos episodios diría que los más son desconocidos, porque están profundos, porque nadie los indaga y a nadie le importa, pero hay otros que tienen expedientes, son célebres, son remordimientos famosos de la literatura y de la historia y quiero compartirlos, darlos a la luz.
Uno de esos remordimientos es el de Nerón, y nos guiamos por los anales de Tácito para conocer lo que sucedió en esos tiempos del poderío romano, cuando este emperador con apenas veintiún años planeó y llevó a cabo el asesinato de su madre Agripina la menor, a la que mandó fuera quitada del medio por pretorianos bajo su mando, nos cuenta Tácito, que ésta al ver su lecho rodeado de puñales y de espadas, gritó abriendo su túnica y señalando su parte baja del abdomen, --- Hiéreme aquí, hiéreme en el vientre --- como desafiando al centurión a que desgarrara esa parte por donde había nacido quien ahora la mandaba a matar.
Luego nos cuenta que esa noche Nerón no pudo dormir, se quedó como mudo, acongojado, en busca de las luces de los candelabros por temor a las sombras, a la conciencia, por temor a su maldad.
Hay una pintura de John William que lo retrata en ese momento terrible, donde se contempla a Nerón sobre un triclinio con las manos en las mejillas y la mirada perdida, sin concentración para no ver su crimen.
Otro remordimiento muy conocido es el de Honoré de Balzac, cuando enamoró y conquistó a Mme de Berny, mujer mucho mayor que él y que lo ayudó en todo para sus sueños y que luego abandonara, eso mas tarde le causó remordimientos y siempre llevó a cuestas esa pena, y hasta se dice que su novela “El lirio en el valle” la escribió pensando en ella, para descargar de su alma aquella sombra.
Hay un remordimiento que aún muchos años después está sumido en el misterio, es el de Alejandro l zar de Rusia, que permitió que los soldados mataran a su padre el zar Pablo l a patadas para llegar al trono, si bien es cierto que el zar Pablo l estaba loco su muerte fue sumamente trágica y cruel, tanto que el joven Alejandro l quedó impresionado, y en el año de 1825 en un viaje a Crimea se dice que murió, aunque su tumba abierta un año después se encontró vacía.
Se comentaba en aquellos tiempos que Alejandro l fingió su muerte, para peregrinar agobiado por los remordimientos por la Siberia, como un monje con el nombre de Fiódor Kuzmich.
Hay una tragedia griega de Sófocles que se llama “Edipo rey,
 en donde este por mal interpretar las palabras del oráculo de Delfos se casa por error con su madre Yocasta y mata a su padre Layo, en donde Edipo al enterarse del hecho se arrancó los ojos para no ver su crimen, ni a los hijos que había engendrado con su madre.
En fin, los remordimientos son esencias humanas para castigar, para que el hombre no se repita en los vicios, en las virulencias de una vida ingrata, para que exista un freno, una superioridad moral que lo limite, que lo haga observar la realidad sin espejismos y se arrepienta de su perfidia, para que renazca de nuevo con otro corazón, y para que se mire de frente en el espejo de su discernimiento.

Ernesto Cárdenas.

miércoles, 18 de julio de 2018

El fratricidio, un crimen entre hermanos...



Cain matando a Abel, pintura de Francisco de Goya.
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El fratricidio, ese acto que nos conmociona tanto pensando en la muerte de un hermano por otro, es más común que lo que parece en las personas y en los animales, ya se conoce desde antiguo el clásico ejemplo de Abel y de Caín, pero existen otros sucesos que dan fe de estos crímenes entre colactáneos, de esta forma antinatural de quitar a un hermano del medio por celos, por temores u otros motivos oscuros en el laberinto de la psiquis.
En la mitología antigua se conoce el caso de Rómulo y Remo, dos hermanos que fundaron Roma luego de ser amamantados por una loba llamada Luperca, y que terminó en tragedia cuando Rómulo mató a su hermano con una espada.
También en la mitología egipcia se conoce el caso del dios Osiris, muerto por su hermano Seth, que lo cortó en catorce pedazos y lo arrojó al Nilo.
Aunque en la realidad ya fuera de los mitos, se conocen muchos casos, y quien lea la historia del imperio otomano se dará cuenta que era normal que los hermanos de los sultanes fueran estrangulados por ser amenazas para el trono.
También es famoso el crimen cometido por César Borgia, hijo del papa Rodrigo Borgia contra su hermano Juan, que fue encontrado en las orillas de río Tíber con nueve puñaladas, y en donde hay numerosos elementos de sospechas para señalar a César como el autor del repugnante hecho.
O esa otra tragedia inca entre Atahualpa y Huáscar, donde por la ambición del primero se desató una rencilla, una guerra que luego terminará con una orden para el asesinato de su hermano de sangre Huáscar, precipitando luego su cuerpo a las aguas del río Yanamayo.
Estos actos de crímenes abominables parecen ser normales también entre los animales como una costumbre biológica más, no ya solamente desde la adultez plena, sino antes de ser nacidos.
La cuestión trató de explicarla Darwin mediante su teoría de la selección natural, donde el más apto triunfa siempre sobre el más débil, sean hermanos o no, tal vez esto choque con el creacionismo que pasa por alto las luchas entre hermanos nonatos, embriones que no han germinado pero que se tragan unos a otros, batallan a vida o muerte dentro del útero de la madre, y que luego al nacer el que domina da lugar a las anomalías científicas, como los niños con tumores o deformaciones congénitas, por tener en su interior un hermano parásito, un ser de su misma sangre que no tuvo desenvolvimiento para completar su forma y se adaptó a compartir dos vidas en un mismo cuerpo.
William Hamilton plantea una teoría interesante llamada “actitud inclusiva” que trata de explicar los comportamientos, los conflictos entre parientes, donde alguno se sacrifica, se deja matar para que se desarrolle el otro, como una inmolación genética, una entrega total  para ser devorado por el progreso del más capacitado que sobrevive.
En ciertos animales como en el tiburón tigre, matar a los hermanos dentro del vientre es un patrón establecido, es como si el más fuerte se alimentara de los menos aptos y tomara de alimento a sus hermanos, para nacer después solo y listo para la existencia entre los mares.
Es como una tendencia natural aunque aberrante, en los alcatraces del Pacífico es rutinario que el pichón mayor, el de más peso corporal mate a picotazos al polluelo menos fuerte, o simplemente lo lance fuera del nido para no tener competencia a la hora de ser alimentado.
Hay un ave, una que también tiene su escalón dentro del fratricidio, aunque en este caso es entre hermanastros, un ave que parece tener siempre un destino marcado dentro del mismo cascarón, y hablo del cuco real, donde la hembra busca siempre un nido ajeno para dejar un único huevo al que luego abandona, con la intensión de que otras madres cumplan el cometido de la alimentación.
Pues bien, este huevo del cuco encuba más rápido que los demás, y el pichón aún sin abrir los ojos se dedica a empujar los otros huevos al piso, a sacarlos del nido para que no germinen, para quedarse como único heredero del alimento, alimento que trae una madre que no se da cuenta que está dando de comer al asesino de sus vástagos originales.
Hay otros actos que sin ser asesinatos recuerdan esta tendencia, como en las monarquías, donde siempre el primogénito primaba sobre los otros hermanos nacidos después y despojados de privilegios, de escalar por el orden establecido.

Estas conductas en hombres y animales parece una doctrina establecida desde el génesis de la vida, por el instinto para el desarrollo en lucha por no perecer ante el medio circundante, donde en su libro “Rebeldes de nacimiento” Sulloway razona, y expone que existen factores fijos, como el orden de nacimiento, donde los primogénitos son más insumisos que sus hermanos que llegan después, y por lo tanto tienen ventajas para encumbrar.
En sus conferencias sobre el psicoanálisis, Freud especulaba con la idea del choque entre hermanos, a la que llamó “El complejo fraternal” donde siempre existe hostilidad por celos ya desde la infancia.
Y aunque parezca todo lo expuesto como sorprendente, como raro, es parte misma de la naturaleza, de esta existencia que vive de lo muerto, de esta manera animal que mata lo que respira para que respiren otros.
En fin, esto es solo un ensayo sobre el fratricidio sin dejar nada en la sombra.

Ernesto Cárdenas.

domingo, 8 de julio de 2018

Tras el Plata...


El gaucho...
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Del criollo y aquél indio fue la hornaza
que cocieron las pasiones tras el Plata
y el mestizo delineó la nueva raza
seminómada al calor de la fogata.

Con el poncho de vicuña en la atareada
descarnada realidad de las llanuras
tras la brida, tras el potro y la vacada
respirando inmensidades sin censuras.

El centauro, la pasión, él era el mismo
payador de chiripá y piel tostada
contrapunto, pulpería y fatalismo
entre el verso, la guitarra y la lanzada.

Era el gaucho sufridor, rudimentario
a galope de su pena o de su gloría
el pampero natural, hospitalario
que escribió sin proponérselo una historia.

Ernesto Cárdenas.

sábado, 7 de julio de 2018

En esta soledad...


En ésta soledad tengo mi nido
tengo la paz hermosa que evidencio
la fuerza natural sin el olvido
mis versos, un buen libro y el silencio.

Tengo mi realidad, tengo mi empeño
mi voz sin la censura y mis razones
y tengo una esperanza (porque sueño)
de verla cada noche en mis ficciones.

En ésta soledad nada me inquieta
ni me sorprende nada ni me asombra
apenas soy fantasma en la discreta
realidad de un delirio y de una sombra.

Con otro corazón muy diferente
ya sin la espera antigua en su estoicismo
teniendo mi sillón por confidente
y un nuevo caminar hacía mi mismo.

Ernesto Cárdenas.

viernes, 6 de julio de 2018

Sin nada material...

La vida toda me dio paso a un hecho
distinto para un nuevo calendario
para empezar con otro itinerario
andando sin apuros trecho a trecho.

Ahora observo las cosas y me acodo
en la baranda gris de la experiencia
para tener de noche en la conciencia
sosiego entre mis horas de algún modo.

Así nada me altera ni me abruma
después de este existir a tropezones
donde habité deseos e ilusiones
con luz de adentro y suavidad de espuma.

Con besos tibios sin doblez alguna
amando firme en la secuencia exacta
con todo eso que arrulla y que compacta
los latidos con los sueños y la luna.

Con la ruta habitual de mi universo
de paz completa para andar despacio
armónico en mi afán para ese espacio
de mi fe, de mi libro y de mi verso.

Hoy nada espero sino estar al tanto
de un buen recuerdo que dejó memoria
de algo bonito que llenó mi historia
de gratas sensaciones para un canto.

Y así me marcharé hacia otra esfera
un día de estos sin tener aviso
sabiéndolo inminente o de improviso
sin nada material como cualquiera.

Ernesto Cárdenas.