sábado, 21 de julio de 2018

La envidia...



La envidia, pintura de Julliet Ramirez.
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La envidia es sentirnos incapaces, incompetentes para estimular un ansia, es contemplarnos disminuidos, inhabilitados para la altura, es ver a otro desde abajo, desde el fondo donde se especula sin luchar, donde se curva el razonamiento para esquivar la realidad, para ignorar la mengua de nuestras debilidades, de nuestras impotencias para alcanzar un logro.
La envidia es la cautividad del espíritu y de los criterios, es la usurpación de los valores, de la voluntad para el recato propio, para realizar esas cosas que nos dan calidad, que nos dan títulos de luces y de alternativas para un sueño.
Quien envidia pisa cristales en su marcha, pierde la estimación personal con pensamientos  nocivos, quien envidia se cancela, se hace inepto para un empeño, se revoca el mismo la esperanza, se orilla, se inclina a las sombra por los celos, duda de su propia fuerza ante otro ser, que con maña o con talento lo hace sentir como un idiota.
Quien envidia pierde el equipaje para una perseverancia, se le fuga el tino, el juicio para un anhelo, quien envidia se acorrala en la fragilidad, en el exiguo mundo de lo insignificante, quien envidia pone luto en sus acciones y negocia con lo escueto, confiscando su mañana y su horizonte.
La envidia rompe el entusiasmo y neblina la conciencia, porque en vez de batallar criticamos, en vez de emular censuramos, en vez de tener bríos…murmuramos, nos quejamos.
Y en ese laberinto sin abrir más puertas, incinerados en complejos... se nos van los años.

Ernesto Cárdenas.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Muy, muy bueno, muy cierto todo lo aquí dices!
La envidia es un monstruo que se alimenta de nuestra
debilidades, de nuestro complejos.
Nos quita la paz, mancha y degrada nuestra autoestima.
Yo tengo defectos y más de los que quisiera, pero nunca
he sido envidiosa, siempre he considerado, que si otros
tienen más que yo, es porque han trabajo por ello…y si
de belleza se trata, son regalos de Dios…o se pueden pagar
un buen cirujano…(no soy más mala porque no sé cómo).
¡Es siempre un gran placer el leerte!

Un saludo…
Aurelia