miércoles, 25 de abril de 2018

Poema del odio eterno...

Odiaba a su enemigo, el que implacable
le arrebatara un día su sosiego
lo odiaba con empeño inenarrable
lo odiaba con rencor oscuro y ciego.
 
Con esa rigidez de las tensiones
que rompen de las almas la mesura
con ese no escapar de las pasiones
que ahuyentan de la mente la cordura.
 
Por eso lo mató, era preciso
sacarlo de su tiempo y de la vida
por una realidad y un compromiso
de darle a su trayecto otra avenida.
 
Fue condenado a cumplir su pena
en medio de lunáticos y extraños
para saldar su crimen en la plena
tortura que arrastró por veinte años.
 
Y culminó ya anciano aquél calvario
sin olvidar su odio ni un instante
ni un momento en su encono lapidario
ni un segundo en su noche delirante.
 
Y supo ya al salir del cautiverio
que el tiempo algunas cosas no derrumba
por eso se apuró hasta al cementerio
para escupir allí sobre su tumba…
 
Ernesto Cárdenas…

jueves, 19 de abril de 2018

Décimas para el pintor...

La imagen es fundamento
del pintor en su aventura
donde la musa captura
el fino procedimiento
de la luz y del momento
en un afán de primores
que saltan de los fervores
del autor sobre la tela
cuando lo hermoso revela
la magia de los colores.
 
Un empeño por lograr
una virtud que propicie
lo grato en la superficie
de un genio particular
un modo para alcanzar
la expresión en el sigilo
de un ambiente que tranquilo
le da a cada artista un sello
para arrancarle a lo bello
su esencia con un estilo.
 
Porque un cuadro es traducir
el numen cuando acomete
su lucha en un caballete
de emoción por conducir
su mano y preconcebir
con talento y entereza
el mundo con su belleza
en los trazos de un pincel
que imita con su nivel
la plena naturaleza.
 
Mezclando con los barnices
del azul y del carmín
y el amarillo en su fin
la textura en mil matices
por clásicas directrices
del dibujo en ese viaje
que es acuarela y mensaje
del pintor y su comienzo
para dejar sobre un lienzo
el alma como un paisaje.
 
Ernesto Cárdenas.

lunes, 16 de abril de 2018

La sombra...

La sombra es sombra desde aquél instante
el que el espacio inabarcable era
el lecho del horror y aglutinante
vigilia de otra calma y de otra esfera.

Lo denso, lo inasible tras los muros
complejos de lo abstracto y de la bruma
sustancia del azar en los conjuros
antiguos de otra esencia y de otra suma.

Reliquia arrebatada a ese vacío
etéreo de infinito y nebulosas
fantasma reiterando el desafío
perenne del silencio y de las cosas.

La sombra rige el acordeón alterno
del lúgubre crespón en la notoria
vastedad de un evento en ese eterno
abismo de un asombro en la memoria.

La cima de un efecto sin suceso
retórico del tiempo y del estigma
lo oculto condensado en ese obseso
extraño de lo absurdo y del enigma.

El génesis cerrado, lo execrable
la inercia, lo inconexo a la mirada
el vértigo, el arcano, lo insondable
de un sueño, de un epílogo y la nada.

Ernesto Cárdenas.

domingo, 15 de abril de 2018

Cada día es una vida...

Cada amanecer es el comienzo de una nueva vida que nos da Dios, es toda una existencia si se vive consciente de que cada minuto cuenta, de que cada movimiento del reloj nos abre una oportunidad para respirar y para actuar, porque desde el amanecer a la noche se dan todos los procesos para desarrollar una idea y para entender el sentido del mundo que nos rodea, hay precisamente un insecto llamado efímera que nace con el alba, se desarrolla y procrea durante el día para luego morir al caer la noche, o sea, que en un breve lapso de tiempo se encierra su total existencia, y con ese ejemplo de fugacidad de nuestros pasos por la tierra, con ese razonamiento nosotros los humanos debemos trabajar la vida que nos toca, y ver en cada día un renacimiento, un espacio como un milagro frente a nosotros, un regalo del cielo con cada salida del sol, o sea, tratar de hacer en 24 horas cada vez una existencia nueva, un alumbramiento inédito, una ecuación flamante para vivir muchos veces, para entender que en lo sucinto, en la limitación se puede hacer magia, se puede escribir la historia y tener una vida plena en el corto espacio de unas horas.

 
Hay un mundo en cada día
de una entelequia total
y un lapso fundamental
con propia cronología
un tesón en la porfía
del alma que pide más
que rompe con el compás
del conformismo y del sueño
para triunfar con su empeño
sin decir nunca jamás.

 
Porque un día es todo un rito
de nacer cada mañana
de sentir que se engalana
de luces nuestro infinito
es un comienzo bendito
de sentir como una esencia
otro modo a la excelencia
de entender el universo
en los renglones de un verso
que tiene cada existencia.

 
Es pensar que en algo breve
se puede encerrar la dicha
y jugar con esa ficha
del corazón que se atreve
a sembrar sobre la nieve
un clavel de bienvenida
a otro instante sin medida
del ocaso a las auroras
y entender que en pocas horas
puede vivirse una vida.

 
Ernesto Cárdenas.

martes, 10 de abril de 2018

El solitario...

No se pensó llegado del celta o de los godos
del árabe, del persa o el griego con sus modos.

Ni del medievo oscuro perdido en las arcanas
razones de algún choque de espadas toledanas.

Ni tuvo descendencia del cátaro insumiso
ni del judío recio barbado y circunciso.

Ni concordó con Borges que hay vida en los reflejos
confusos de otros seres detrás de los espejos.

Ni de los avatares de antiguos alquimistas
que fueron de la iglesia total antagonistas.

Tampoco del hereje sufriendo en la severa
tortura del castigo terrible de la hoguera.

El fue de otra manera… aquella sin los nudos
de ajenas opiniones y apócrifos saludos.

La que no sigue un rumbo trazado en esa historia
aquella de los hombres que es siempre oscilatoria.

Que nunca se concreta, que nunca se reforma
atados a un escueto destino y a una horma.

Su vida fue la vida real de un ejercicio
y de un principio firme lejano del bullicio.

En las apreciaciones internas donde vibra
algún amor bonito que eleva y que calibra.

Gozaba esa aventura de ser un ermitaño
a imaginarse sombra o un reo del rebaño.

O un hombre sin criterio, del miedo voluntario
que solo lo conforma lo exacto y necesario.

Que no rompió cadenas, que no supo ser lumbre
ni se escapó del llano conforme con su herrumbre.

Que no aspiró a la gloria… que no alteró el modelo
de aquellos sin las alas precisas para el vuelo.

No se pensó llegado para seguir mil huellas
su meta era la meta que acaba en las estrellas.

Que aparte de la plebe disfruta de las mieles
sin aceptar atarse a frenos o niveles.

Que grita, se retuerce, soñando lo lejano
sufriendo como todos porque es un ser humano.

Un hombre sin las cosas absurdas del tumulto
que no se apartan nunca del odio y del insulto.

Por eso jamás quiso lidiar con la canalla
y levantó en su alma de luz otra muralla.

Otro perfil muy propio para ladear el tedio
para ajustar ideas, para evadir el medio.

Para saber que era tenaz en su porfía
un corazón por ella que amaba y que vivía.

Ernesto Cárdenas.

El amor tiene nombre...

El amor tiene nombre… lo consagro
en cada amanecer cuando la llamo
cuando le digo fe, pasión, milagro
cuando le nombro luz en mi reclamo.

Perfume, mariposa, torbellino
latido, sensación, suspiro y vida
paloma, idealidad, flor y camino
lo llamo cicatriz sobre la herida.

El amor es promesa en lo que anima
su nombre es esperanza en lo diverso
es conmoción, torrente, también cima
se llama inmensidad, se llama verso.

Estrella, renacer, ola, infinito
anhelo, beatitud, alma y dulzura
el amor tiene nombre lo repito
se llama chiquitita en mi locura.

Ernesto Cárdenas.

Narciso...

Fue hijo de Liriope y de Cefiso
gracioso, seductor como un prodigio
como una perfección que de improviso
le dio a lo que era hermoso...otro prestigio.

 
De excepcional estética era pieza
deseable que rendía corazones
la exquisitez, el garbo, la belleza
que no tuvo jamás comparaciones.

Sin embargo su vida era un reflejo
de fatuidad marcada en su querella
y nunca pudo verse en un espejo
por hados ya predichos en su estrella.

Por cosas que sentencian los destinos
que tejen desde arriba otros criterios
y escriben en oscuros pergaminos
las manos del azar y los misterios.

Una ninfa lo vio, quedó extasiada
ante el perfil fastuoso de su encanto
más triste en su interior vagó ignorada
por los bosques testigos de su llanto.

Pues Eco, (era su nombre) ya no pudo
seguir tras ese ser vacío y necio
y se arrancó la vida, cortó el nudo
terrible de su amor frente al desprecio.

Frente a ese corazón, esa alma helada
ajena de sonrisas y embelesos
que no supo esperar la madrugada
ardiendo en esas llamas de los besos.

Palpó el cielo la injusta desmesura
ladeando el equilibrio en los excesos
por ese albur que ciego se apresura
y forma el desbalance en los sucesos.

Pues nada ocupa el todo, hay una forma
un razonar divino, hay un motivo
una verdad legítima, una norma
celeste para un plan equitativo.

Y Némesis decide la venganza
torciendo la secuencia de la suerte
poniendo una lección que sin tardanza
en sombras para el paso se revierte.

Y le hizo detener junto a una fuente
sufrir dipsomanía repentina
pudiendo ver su rostro de repente
hermoso sobre el agua cristalina.

Y se adoró en las ondas, su figura
asombrado miró por vez primera
como una venustez, encarnadura
de una raza inmortal y milagrera.

Al punto se lanzó para abrazarse
con la silueta del agua en su egoísmo
y terminó el iluso por ahogarse
confuso de un amor consigo mismo.

Su cuerpo a la deriva fue pastura
del buitre, de la larva abominable
y el cieno putrefacto sepultura
de aquello que creía insuperable.

Así cambió en absurdo aquella historia
con un final didáctico y preciso
dejando con su triste vanagloria
su nombre en una flor...la del Narciso.
 
Ernesto Cárdenas

Ahora es tarde...

Aprendí tarde a vivir
confundido en pequeñeces
atado a las lobregueces
que no supe discernir
que no logré descubrir
detrás de las apariencias
de múltiples negligencias
persiguiendo lo banal
de aquello que material
trajo luego consecuencias.

 
Pues dejé lo que valía
lo que pudo darme paz
por vestir con el disfraz
de mi torpe altanería
volé tras la fantasía
del mundo con sus manejos
de lo absurdo en los reflejos
de mi vagar permanente
donde hoy soy sencillamente
una sombra en los espejos.

 
Ahora es tarde para andar
para arreglar mis caminos
inventando otros destinos
con ánimos de cambiar
los ríos van hacia el mar
sin conocer retroceso
van a cumplir su proceso
de marchar hacia adelante
a su fin determinante
donde no existe regreso.
 
 
Ernesto Cárdenas.

domingo, 1 de abril de 2018

Poema para los libros...

Voy atado a la noche cabalgando en un libro
por las calles del tiempo donde soy, donde vibro.
 
Donde voy escuchando de otro ser los latidos
entreabriendo la puerta de otros siglos ya idos.
 
De otro instante en que un alma se lanzó a la odisea
batallando sin pausas sosteniendo una idea.
 
Un delirio en sus genes que alteraba el paisaje
y saltaba hacia afuera redoblando el coraje.
 
Porque siempre existieron corazones con ganas
de trazar un camino y tañer sus campanas.
 
Sin temor en su intento por vencer un recodo
una verja en su ruta con su afán y su modo.
 
Seres recios que hicieron con sus ansias tendencias
de intachables ejemplos que moldearon conciencias.
 
Que mostraron senderos, que legaron los hechos
al regar con su sangre exigiendo derechos.
 
Y también de otros tantos que perdieron la ruta
de la vida al ceñirse a una fe diminuta.
 
Por veredas sin luces, por torcidos motivos
por nacer solamente para ser negativos.
 
Son aquellos que hicieron con el odio su marcha
y dejaron recuerdos que son llantos y escarcha.
 
Que hoy se miran de lejos como aborto de hieles
por nefastos y torpes, ambiciosos y crueles.

 En los libros existo recorriendo la historia
de algún triste fracaso o una nítida gloria.
 
Viendo aquél que luchó destrozando barreras
y al cobarde que ando sin cruzar cordilleras.
 
Admirando al que amó, al que tuvo un anhelo
al que supo emplumar con valor para un vuelo.
 
En los libros encuentro  otro mundo distinto
donde observo en detalle la razón o el instinto.
 
Donde subo a la cumbre, donde bajo al abismo
Sin dejar de ser yo, donde soy siempre el mismo.
 
Ernesto Cárdenas.