sábado, 25 de agosto de 2018

La piedra...


Hoy vi una piedra al borde del camino
y en mi ficción le imaginé una historia
una gesta tal vez, algún destino
borrado por lo antiguo en la memoria.

Quizás entre los siglos y el espacio
tuvo un valor precioso en catedrales
o decoró las formas de un palacio
suntuoso de marqueses medievales.

O fue con su silencio otro el suceso
otra razón que cambia hasta el vocablo
apenas reforzando el contrapeso
que equilibró los troncos de un establo.

De todas formas tuvo un episodio
alguna gesta de gloria o torbellino
testigo de una risa o de algún odio
aquella piedra al borde del camino.

Ernesto Cárdenas.

viernes, 24 de agosto de 2018

Nada pido señor...


Nada pido señor solo la esencia
aquella del sentir afirmativo

la que esquiva del mundo la apariencia
y me muestra tu amor definitivo.

Para entender la luz de tu paisaje
teniendo tus palabras por axiomas
para abarcar entero ese mensaje
que hoy suelta de mis rimas las palomas.

En busca de tu paz, de la otra senda
de otro horizonte para ser más fuerte
para sentir de noche la estupenda
sensación que no acaba con la muerte.

Que se abre a otro infinito que depara
exacta la promesa en el indicio
de tu sangre por nosotros, por la clara
conmoción de tu santo sacrificio.

Y eso es mucho señor, es tu existencia
dada para qué viva sin ficciones
que más puedo pedir que esta evidencia
perfecta de tu amor y tus perdones.

Ernesto Cárdenas.

jueves, 23 de agosto de 2018

La obra...


Le dedicó a su obra amor y vida
sacrificando en ello los placeres
con un tesón enorme en desmedida
sin importar los hoy ni los ayeres.

Era una fijación casi enfermiza
por completar del libro aquellas hojas
y así su cabellera fue plomiza
y hasta sus carnes se tornaron flojas.

Pero siguió escribiendo aquella obra
rezando en su interior por esa suerte
tratando de ganar en su maniobra
el tiempo suficiente ante la muerte.

Y terminó ya casi agonizando
la obra que agotó su vida entera
era su alma (se dijo allí temblando)
y la arrojó con prisas a una hoguera.

Ernesto Cárdenas.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Con sabor a fresa...


Llegaron natural sin ser notados
los giros de un afán sin tener hormas
quizás inadvertidos, sin las formas
que pasan porque sí, sin ser planeados.

Llegaron en su haber, en sus dictados
sin nada de trastornos ni reformas
llegaron por cumplir con esas normas
de arriba que nos dan certificados.

Llegaron ajustando los niveles
dos almas que trotando entre las mieles
pusieron plenitud en sus excesos,

Por un amor que con sabor a fresa
les trajo aparejada en la sorpresa
la fiebre que hoy se siente hasta en los huesos.

Ernesto Cárdenas.

martes, 21 de agosto de 2018

Mentiras piadosas...

Las alas como un acuerdo
extiendo en la madrugada
y en la rama de mi almohada
se hace nido tu recuerdo
lo tuyo donde concuerdo
en lo tierno y en la brasa
en este tiempo que pasa
sin escapar de lo inerte
donde te veo sin verte
en un rincón de la casa.
 
Mi vida toma otro giro
hacia el fondo del espejo
donde ya se me hace viejo
el sueño para un suspiro
para un grito donde estiro
entre las sombras mis brazos
los hilos para esos trazos
remendando las auroras
donde agonizan las horas
sin el sol de tus abrazos.
 
Pero hago magia en la bruma
de una esperanza pequeña
engañando a la cigüeña
de la noche que me abruma
navegando por la espuma
de mis rimas y mis prosas
inventando mariposas
como un loco en su estertor
para vivir sin tu amor
con mis mentiras piadosas.
 
Ernesto Cárdenas.

lunes, 20 de agosto de 2018

Amores de los grandes...


Existieron amores que por su fuerza tomaron altura y pasaron a la historia o la leyenda, por sus firmezas y sus actitudes que dejaron recuerdos, unos triunfaron, otros fueron imposibles, pero todos inolvidables.
Amores que quedaron inmortalizados en piedras, como el del emperador mogol Sha Jashan a su esposa al morir dando a luz, y la cual dedicó el famoso monumento del Taj Mahal.
Otros amores arrepentidos como el de Honorato de Balzac por Laura de Barny, a la cual dedicó su novela "Un lirio en el valle", o el otro casi imposible del pintor medieval Filippo Lippi por su Lucrecia, sin olvidar el amor de Francisco Petrarca por Laura a la que escribió más de 300 sonetos, o el otro también imposible de Dante Alighieri por su Beatriz a la cual colocó en el paraiso en su "Divina comedia".
Para todos esos amores de ayer y de hoy... va mi poema...

Amoríos fascinantes de otra historia
gladiadores de otra luz y otras pasiones
remembranzas de otro ayer, admiraciones
de una lucha, de un empeño y de una gloria.

De dos almas por su fe y el estoicismo
que alumbraron otro siglo las estrellas
desafiantes de éste mundo y sus querellas
que retaron sin temor el cataclismo.

Caminantes de un afecto vitalicio
en su ruta contra el tiempo y la conjura
corazones de esa rara levadura
que enfrentaron por un beso el precipicio.

Energías de un recuerdo que argumenta
la constancia que se extrema hasta el delirio
voluntades que enfrentaron el martirio
sin temor a un naufragio en la tormenta.

Inquietudes ya lejanas de otras vidas
de otro anhelo, de otro afán, de otra manera
de otra raza, de otro brillo o de otra esfera
que rompieron del concepto las medidas.

Que dejaron un legado en lo evidente
de otra fiebre por encima del dilema
y hoy habitan sin morir en el poema
comprensivo de un milagro diferente.

Arrebatos de vehemencia en esa alianza
de imposibles que no ataron sus visiones
paradigmas de otra flor, constelaciones
portentosas de un clamor a la esperanza.

Ernesto Cárdenas.

domingo, 19 de agosto de 2018

Libro a Libro...


Libro a libro mi noche le dedico a la historia
a esos hechos plasmados de una antigua memoria.

Cuando nadie pensaba ni existían las ciencias
y nacieron del miedo las primeras creencias.

Los arcaicos sistemas de adorar algo oculto
que con dioses de piedra iniciaron un culto.

Y trajeron la idea que apuntó a un ejercicio
con la sangre y el grito que anunció el sacrificio.

Luego vino otra etapa, otra mala noticia
donde un día el mas fuerte se inclinó a la codicia.

Humillando al más débil, escalando peldaños
por encima de todos con astucia y engaños.

Que borraron sonrisas alterando criterios
cuando fueron creados los primeros imperios.

El egipcio, el griego, el de Persia, el romano
el fenicio, el asirio, y el del turco otomano.

Con oscuros motivos de dictar crueles leyes
y absolutos sistemas de malévolos reyes.

Tras aquellos momentos de feroz despotismo
de una crónica rara que enmarco el feudalismo.

Esos tiempos de siervos, donde solo valía
el poder de los condes con su misantropía.

Y una iglesia con oro que saltó de improvisto
a quemar a personas en el nombre de cristo.

Madurando más tarde un gran cambio en la norma
con Lutero que quiso implantar la reforma.

Dar un giro a ese absurdo, a ese mal del papado
que hizo daño en su tiempo y dejó un mal legado.

Guerras, muertes, calvarios fueron partes de un siglo
que soltó sobre el mundo el furor de un vestiglo.

El ocaso de un tiempo de revueltas sociales
con millones de muertos y epidemias fatales.

Vino entonces de Francia un violento suceso
que apuntó a una revuelta que llegó hasta el exceso. 

Y apuró la caída de los reyes Borbones
cabalgando en la senda de las revoluciones.

Que cortaron cabezas con terrores supremos
con enconos, con rabias y con gritos blasfemos.

Napoleón entro luego a enfrentar las naciones
a adversar contra todos en sus maquinaciones.

Waterloo cortó en seco el barniz de esa era
y murió en Santa Elena una tarde cualquiera.

Y otra nueva centuria sepultó la esperanza
Alemania entra en guerra reclamando venganza.

Envolviendo naciones entre sangres y llamas
como fauces de un monstruo que empujaba a los dramas.

Y otra vez fue la luz quien impuso su estilo
quien barrió con las aguas de ese rió intranquilo.

Derrotando la raza de los Arios del norte
de teutones orates por armar otra corte.

Y de aquellos empeños y de aquel cataclismo
nació luego una lepra, se llamó comunismo.

Que fue el sello más malo, aun peor que el nazismo
sepultando a los pueblos en un tétrico abismo.

Sin después, sin mañana, sin comida y sin voces
donde  no se creía ni en la paz ni en los dioses.

Donde el hombre era nada, y la vida era prisa
donde Stalin mataba sin perder la sonrisa.

Y los pueblos soñaban y los pueblos creían
y los pueblos sangraban y los pueblos sufrían.

Hoy se sigue otra ruta que de cerca lastima
otra forma siniestra de aferrarse a la cima.

Que por medio del fraude y con bajas pasiones
cambian letras y leyes de las constituciones.

Y se entronan eternos con sus lacras y vicios
para ser presidentes, para ser vitalicios.

Para atarse al delirio de escupir sobre todos
dividiendo a la gente con sus trágicos modos.

Y lo triste de esto es que no se vislumbra
una luz, algo claro que no tenga penumbra.

Que le de otro motivo al futuro cercano
y que borre por siempre de la tierra al tirano.

Así son los malvados que se están imponiendo
que no sueltan las riendas del poder ni muriendo.

Demagogos eternos de una casta maldita
asesinos en series que la noche vomita.

Pero así son las cosas mientras vivan los pillos
mientras halla cloacas, mientras hallan caudillos.

Mientras nadie rechace del poder la insolencia
mientras no se despierte de una vez la conciencia.

Ernesto Cárdenas.

 

sábado, 18 de agosto de 2018

La vergüenza...


La vergüenza es la bandera, es el oro de todo carácter y la demostración palpable de que se tiene decencia, es la parte genuina de adentro, la verticalidad moral y la ortodoxia.
Quien no conozca el rubor algo le falta, quien no sienta en un momento turbación no tiene dogma, algo lo eclipsa, lo inhabilita para una certidumbre, para una integridad, lo despoja de majestad de espíritu para un horizonte claro y para un canto.
Quien no sepa sonrojarse rompe la regla de la esencia, se aparta del mérito para una vida plena, para caminar erguido con su realidad, con su fortaleza y su amor propio.
La vergüenza es una emoción profundamente humana, es lo que impulsa o detiene las acciones, lo que nos hace pensar en el después, es la raíz y el entusiasmo para la marcha, para el paso cuando se da con transparencia y para soñar un sueño sin barnices.
La vergüenza no es parcialidad ni improcedencia, es simplemente lo justo, el centro y el equilibrio del decoro, es la abstinencia del lugar común y de la ramplonería, es tener sentimientos para saltar sobre lo banal y para evitar ser parte de una coreografía de sombras.
La vergüenza es la confianza en lo que nos rodea, lo que nos distingue y nos aparta de lo disoluto y de lo intemperante, es la tranquilidad del alma y es mirar sin temor en otros ojos.
La vergüenza es la balanza, es esa manera de tener colores, de andar sin contratiempos ni dobleces, la vergüenza es la turbación que se siente cuando hacemos lo incorrecto, cuando hay una alarma, una inquietud que nos sepulta el goce, la vergüenza es un don del cielo para respetarnos a nosotros mismos.

Ernesto Cárdenas

viernes, 17 de agosto de 2018

Cuanto...


Cuanto hay en tu corazón
cuanto de luz y de esencia
cuanto de fe y de excelencia
cuanto de aquella emoción
Cuanto de esa sensación
que estremece y que captura
cuanto en fin de esa ternura
que se desborda y anega
y cuanto para esa entrega
que rompe mi compostura.

Cuanto de anhelos y besos
complotados en las horas
cuanto grito en las auroras
rogando por los excesos
cuantos sueños inconfesos
caminando por la acera
cuantos leños en la hoguera
ardiendo en la paradoja
de este amor que se me antoja
una nota arrabalera.

Cuanta flor, cuanto reflejo
dibujados en la herida
cuanta palabra de vida
en el renglón de un espejo
en este afán donde tejo
un hilo para ese encuentro
para ese andén que es el centro
de un trencito de ilusión
en la pequeña estación
del niño que llevo dentro.


Ernesto Cárdenas.

jueves, 16 de agosto de 2018

He pensado siempre...

 

He pensado siempre que el tiempo y su esencia
son maneras claras que dan la experiencia.

Esa que se enmarca en sombras y errores
tras de las sonrisas y de los dolores.

Tras esas razones que son como un manto
de mis decepciones y mis desencantos

Por golpes muy duros que me despertaron
un día la rabia y me acorazaron.

Mostrando que hay veces priman los instintos
como un filo interno para ser distintos.

Por eso hoy decido cambiarme de senda
para ser yo mismo y tomar la rienda.

Olvidando antiguas acciones que hicieron
remover rencores que me entristecieron.

Porque voy al punto de volver al rito
para despojarme de mi San Benito.

De mis tentaciones y mis veredictos
de mis frustraciones y de mis conflictos

Con nuevo bagaje de sabias lecciones
en mis pensamientos y en mis conclusiones.

Sabiendo que tarde jamás nunca ha sido
rescatar los sueños que nunca se han ido.

Porque el tiempo exacto tiene esa manera
de mostrar estrellas tras la cordillera.

Tras esos motivos de pequeñas cosas
que pueden ser rimas o ser mariposas.

Ser el equilibrio de alguna medida
que nos llene el alma y envuelva la vida.

De ansias, de luces, de extremas pasiones
de pieles mezcladas por las emociones.

Que apuran un canto, concretan un hecho
que inventan la luna y entibian un lecho.

Anunciando mimos para una emergencia
para ser dos alas y una coincidencia.

Esa del abrazo, esa del latido
que arranca suspiros para hacer un nido.

Para amar con luces, cual si fuera un credo
para amar con fuerzas, para amar sin miedo.

Ernesto Cárdenas.

miércoles, 15 de agosto de 2018

Andando...


Andando por los matices
de la vida en mi porfía
se me pierde, se extravía
el pasado en sus barnices
se borran las cicatrices
antiguas de mi dilema
de otra historia, otro anatema
llegado desde ese oscuro
destino que puso un muro
al frente de mi poema.

Para sellar en la nada
mi grito, mi efervescencia
mi lucha por esa esencia
de escribir de madrugada
de escuchar esa llamada
que eleva a lo trascendente
a ese salmo coincidente
con lo que es definitivo
y me demuestra que vivo
por encima del torrente.

Por eso el ayer se esfuma
frente al hoy que simboliza
una chispa en la ceniza
para olvidar lo que abruma
para entrar en esa espuma
de una firmeza que entera
se expande en la primavera
de risas para ese sueño
que me enreda en un empeño
de rimar hasta que muera.

Ernesto Cárdenas

martes, 14 de agosto de 2018

Perdóname mi Dios...

Perdóname mi Dios por tantas dudas
por no entender tus leyes con mi mente
por este escepticismo y estas crudas
razones que se escapan del conciente.

Perdóname esta rabia, esta manía
esa de no indultar al que maltrata
ni a comprender al cruel de alma vacía
que lacera, que tortura y hasta mata.

Por no sentir piedad por el perverso
por aquél detestable sin conciencia
sin amor, sin entrañas que es reverso
de la luz, del amor y la clemencia.

Perdóname esta falta de entusiasmo
este desprecio enorme al que atropella
al que se lanza al mal como un sarcasmo
al que del mundo hace una querella.

Perdóname esta fobia, estos enojos
por tanta iniquidad, tantos bribones
pues no puedo mi Dios cerrar los ojos
ante aquél que no tiene compasiones.

Que nos agravia siempre en ese oblicuo
desamor de la noche y del enigma
sin cambiar lo nefasto en ese inicuo
lastimar con su ira y con su estigma.

Perdóname si odio al que avasalla
perdóname este encono al que mansilla
perdón por no inclinarme ante el canalla
perdón por no poner la otra mejilla.

Ernesto Cárdenas.

lunes, 13 de agosto de 2018

Cada día...


Cada día que pasa es un tiempo sin ella
es la nube en el cielo que oscurece una estrella.

Que señala una sombra, que recuerda una bruma
algo triste que opaca el blancor de la espuma.

Cada día es un rumbo sin variar, sin remedio
es un largo camino que termina en el tedio.

Por un hecho que quiso ser perfume y ser nido
ser canción, ser arrullo, ser paloma y latido.

Ser un salmo en la noche, un motivo cualquiera
que apagara una pena y encendiera una hoguera.

Cada día que pasa se hace gris el anhelo
mi sopor, mi horizonte, y prolonga mi duelo.
 
Se hace sangre mi luna, se hacen mustias las rosas
se hace arena mi sueño frente a todas las cosas. 

Por el modo de atarla a mi fiebre y mi tema
Y a este empeño de verla siempre en cada poema. 

Ernesto Cárdenas.

domingo, 12 de agosto de 2018

Soy un desastre...


No me regañes amor si me apasiono
si rompo los esquemas de la forma
tengo tanto que dar que me desbordo
que salto el muro de la calma
doblo la esquina del deseo
y me desboco.
Perdóname si precipito soles
así soy, así habito la noche
el universo, el ritmo del recuerdo
así como apurando el hecho
el motivo de la fiebre
la inquietud crispada de mis nervios.
No me regañes porque
no está en mis manos el freno,
la quietud, la inercia
no puedo arrinconar las ansias
despojar al corazón de sus latidos,
matar auroras, sepultar furores.
Soy el desequilibrio, lo sé
la discordante nota, el atropello
pero que puedo hacer
¿Como encadenar delirios?
¿Como silenciar tormentas?
¿Como arrancar del sueño el arrebato?
Perdón, perdón porque me faltan fuerzas
no tengo voluntad frente a tus cosas,

pierdo la noción del tiempo, desvarío
se me desploma el alma
soy un desastre.

Ernesto Cárdenas.

sábado, 11 de agosto de 2018

Hasta en sus pedazos...


 
El tic tac del lado izquierdo
es una sed y es un vaso
donde bebo a cada paso
el brandis de tu recuerdo
es conmoción y es acuerdo
de suspiros y estandarte
de emociones para un arte
tras todo lo que evidencio
cuando me sangra el silencio
por tantas ganas de amarte.

Porque en ti la efervescencia
cabalga en mi desvarió
y se desborda en el río
oscuro de la impaciencia
me empuja hasta la imprudencia
de atarte a este desatino
a esta noche en que alucino
enredado en las auroras
donde gotean las horas
tu nombre en mi remolino.

Por ti arrimo a cada instante
el hombro a la persistencia

donde asoma la demencia
un empeño delirante
un deseo culminante
que clama por tus abrazos
por zurcir estos retazos
del tiempo con su embestida
donde me grita la vida
que te ama hasta en sus pedazos.

Ernesto Cárdenas.

viernes, 10 de agosto de 2018

Me dio la vida...


Me dio la vida en su amplitud la herencia
de ser hijo de Dios, seguir su huella
me dio para entender la trascendencia
del amor, de la rosa y de la estrella.

Del equilibrio sano, de los pasos
de aquello que apuntala y determina
a no expirar detrás de los fracasos
y a recordar que hay luz tras la neblina.

Que hay otra amenidad, otro motivo
otro cielo, otro ritmo, hay otra cumbre
un puente que cruzar y un objetivo
para avivar el fuego de la lumbre.

Me dio la vida este sentir abierto
para esquivar del miedo las dobleces
me dio la mente clara y el acierto
para crecer después de los reveces.

Retando cada hora el mecanismo
del tiempo que deshoja el calendario
sabiendo al escribir que soy yo mismo
en medio de la risa o del calvario.

Me dio la vida en fin lo que estimula
a darle al pensamiento sensaciones
y fuerzas a una fe que confabula
atando a mi quehacer las obsesiones.

Me dio para aprobar la asignatura
de un tesón que desborda los esquemas
y me dio sin calmar esta locura
de arrancar a la noche los poemas.

Ernesto Cárdenas
.

jueves, 9 de agosto de 2018

Nadie sabrá jamás...


Nadie sabrá en verdad cuanto la quise
luchando con el tiempo y con lo adverso
ni lo sabrán después que se revise
la historia de mi vida y de mi verso.

No lo sabrán porque no existe el modo
de abrir los corazones y la mente
nada hallaran aunque remuevan todo
detrás de lo real o lo aparente.

Por algo subyacente en el dilema
que blinda ante lo ajeno su frontera
por esa realidad, por ese esquema
que impide penetrar al que está afuera.

Pues cubre su paisaje con barnices
lejano de la luz que es su objetivo
e impide se conozcan los matices
hermosos de un amor que es exclusivo.

Nadie será testigo de esto intenso
que arrulla el corazón y que lo enciende
nadie sabrá jamás lo que la pienso
nadie tan solo Dios…que si me entiende.
 
Ernesto Cárdenas.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Amores prohibidos...


 Hay amores bonitos que traen risas y luces
son amores con alas, son amores sin cruces.

Los que limpios se muestran y descorren su velo
su ilusión, su entusiasmo como un trozo de cielo.

Son amores que izan sin temor su bandera
y ante el mundo evidencian el calor de su hoguera.

En su ruta sin trabas, en sus ratos felices
donde nunca se sabe de interiores barnices.

Son amores que cantan a la vista de todos
sin temor, sin cortinas y sin negros recodos.

Sin pesquisas, sin nubes, sin insanos motivos
porque son transparentes y comunicativos.

Pero hay otro, hay otros que son faz de otros cultos
que soslayan los soles porque viven ocultos.

Que caminan por dentro sin mostrar sus destinos
que no pueden ser gritos porque son clandestinos.

Son amores con culpas que conoce la almohada
son pasiones furtivas sin después ni alborada.

Sin compás, sin reposo, sin saberse benditos
son amores de sombras, de esquivez y delitos .

Que trocaron la senda en su ayer con apuro
sin saber que mataban con su acción el futuro.

Que borraban mañanas para un grato suceso
para un salmo, un delirio en la cumbre de un beso.

En la exacta manera de alcanzar los niveles
donde el alma levita en un roce de pieles.

Sin embargo sembraron una flor con ocaso
en la nieve de un reto que fue gris para paso.

Enredando la vida a una vida distinta
a una fe equivocada que más tarde fue extinta.

Son amores contrarios a la paz y a la esencia
son tensiones, dolores que nos da la conciencia.

Son amores vedados, son amores sin nidos
son amores sin puertas, son amores prohibidos.

Ernesto Cárdenas.