domingo, 19 de agosto de 2018

Libro a Libro...


Libro a libro mi noche le dedico a la historia
a esos hechos plasmados de una antigua memoria.

Cuando nadie pensaba ni existían las ciencias
y nacieron del miedo las primeras creencias.

Los arcaicos sistemas de adorar algo oculto
que con dioses de piedra iniciaron un culto.

Y trajeron la idea que apuntó a un ejercicio
con la sangre y el grito que anunció el sacrificio.

Luego vino otra etapa, otra mala noticia
donde un día el mas fuerte se inclinó a la codicia.

Humillando al más débil, escalando peldaños
por encima de todos con astucia y engaños.

Que borraron sonrisas alterando criterios
cuando fueron creados los primeros imperios.

El egipcio, el griego, el de Persia, el romano
el fenicio, el asirio, y el del turco otomano.

Con oscuros motivos de dictar crueles leyes
y absolutos sistemas de malévolos reyes.

Tras aquellos momentos de feroz despotismo
de una crónica rara que enmarco el feudalismo.

Esos tiempos de siervos, donde solo valía
el poder de los condes con su misantropía.

Y una iglesia con oro que saltó de improvisto
a quemar a personas en el nombre de cristo.

Madurando más tarde un gran cambio en la norma
con Lutero que quiso implantar la reforma.

Dar un giro a ese absurdo, a ese mal del papado
que hizo daño en su tiempo y dejó un mal legado.

Guerras, muertes, calvarios fueron partes de un siglo
que soltó sobre el mundo el furor de un vestiglo.

El ocaso de un tiempo de revueltas sociales
con millones de muertos y epidemias fatales.

Vino entonces de Francia un violento suceso
que apuntó a una revuelta que llegó hasta el exceso. 

Y apuró la caída de los reyes Borbones
cabalgando en la senda de las revoluciones.

Que cortaron cabezas con terrores supremos
con enconos, con rabias y con gritos blasfemos.

Napoleón entro luego a enfrentar las naciones
a adversar contra todos en sus maquinaciones.

Waterloo cortó en seco el barniz de esa era
y murió en Santa Elena una tarde cualquiera.

Y otra nueva centuria sepultó la esperanza
Alemania entra en guerra reclamando venganza.

Envolviendo naciones entre sangres y llamas
como fauces de un monstruo que empujaba a los dramas.

Y otra vez fue la luz quien impuso su estilo
quien barrió con las aguas de ese rió intranquilo.

Derrotando la raza de los Arios del norte
de teutones orates por armar otra corte.

Y de aquellos empeños y de aquel cataclismo
nació luego una lepra, se llamó comunismo.

Que fue el sello más malo, aun peor que el nazismo
sepultando a los pueblos en un tétrico abismo.

Sin después, sin mañana, sin comida y sin voces
donde  no se creía ni en la paz ni en los dioses.

Donde el hombre era nada, y la vida era prisa
donde Stalin mataba sin perder la sonrisa.

Y los pueblos soñaban y los pueblos creían
y los pueblos sangraban y los pueblos sufrían.

Hoy se sigue otra ruta que de cerca lastima
otra forma siniestra de aferrarse a la cima.

Que por medio del fraude y con bajas pasiones
cambian letras y leyes de las constituciones.

Y se entronan eternos con sus lacras y vicios
para ser presidentes, para ser vitalicios.

Para atarse al delirio de escupir sobre todos
dividiendo a la gente con sus trágicos modos.

Y lo triste de esto es que no se vislumbra
una luz, algo claro que no tenga penumbra.

Que le de otro motivo al futuro cercano
y que borre por siempre de la tierra al tirano.

Así son los malvados que se están imponiendo
que no sueltan las riendas del poder ni muriendo.

Demagogos eternos de una casta maldita
asesinos en series que la noche vomita.

Pero así son las cosas mientras vivan los pillos
mientras halla cloacas, mientras hallan caudillos.

Mientras nadie rechace del poder la insolencia
mientras no se despierte de una vez la conciencia.

Ernesto Cárdenas.

 

1 comentario:

Unknown dijo...

Que te puedo decir, las dos, mi musa y yo estamos
abrumadas, descolocadas ante tanta sapiensa.
Tu poder de atesorar tantas épocas y entregarlas
en versos, no se ya si decirte Poeta o historiador.
¡Lo que si se, es que te admiro mucho!

Un saludo
Aurelia