Tengo un amigo
nuevo detrás de los ladrillos
que cada noche entona sus largos estribillos.
Más no lo encuentro nunca se escapa a mi mirada
aunque siempre me canta hasta la madrugada.
Es un amigo bueno que no me deja solo
y llega cada noche rompiendo el protocolo.
Lanzando repentinos sus tonos sin variantes
llenando con sus notas el aire y los instantes.
Tengo un amigo nuevo tenaz como un martillo
que cabe sin dudarlo entero en mi bolsillo.
Por eso yo lo espero con fina cortesía
tal vez porque me saca de la melancolía.
Hay veces me preocupo si se demora un tanto
y toco los ladrillos guardianes de su canto.
Rompiendo sorpresivo su eterna sinfonía
poniendo de relieve su noble gallardía.
Tengo un amigo nuevo que esquiva claridades
y como yo disipa cantando soledades.
Ernesto Cárdenas.
lunes, 6 de agosto de 2018
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Realmente bonito y tierno tu poema
Aunque no alcanzo a descifrar la identidad de ese amigo.
¡Muy bueno todo, me gustó mucho!
Un saludo
Aurelia
Publicar un comentario