martes, 22 de julio de 2008

Más allá...

Más allá del destino y de lo que se espera
hay algo en cada alma como una primavera.

algo que se resiste a ceder simplemente
y a creer que la fuente se secó de repente.

Dislocó la manera, se sumó a lo sombrío
y quedó sin mañana contemplando el vacío.

Más allá del destino en su afán aparece
una fe que se niega a sentir que anochece.

A ladear un reflejo que señala un diseño
y a ignorar un delirio que se agita en el sueño.

Porque nunca se vive sin tener en la andanza
un rayito de aurora que por dentro nos danza.

Un forma que vibre dibujando un afecto
donde inventa el suspiro un milagro perfecto.

Más allá del destino el dilema es tremendo
porque se ama en la sombra...aunque sea muriendo.

Ernesto Cárdenas.

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jueves, 17 de julio de 2008

Después de tí...

Después de tí no importa si el abismo
asfixie con su sombra mi conciencia
y sin tu voz un fiero cataclismo
sepulte entre la rabia mi existencia.

Después de tí ya nada es importante
ya no hay razón ni fe para la marcha
después de tí no importa si distante
fallece el corazón bajo la escarcha.

Después de tí no importa si la huerta
florece de otra forma diferente
o si de golpe se cierre aquella puerta
matando lo que vibra y lo que siente.

Después de tí ajeno de ilusiones
no importa ya tomar rumbos diversos
después de tí no habrán inspiraciones
después de tí... no importan ni mis versos.

Ernesto Cárdenas.

El amor que se aparta...

El amor que se aparta porque sabe que es tarde
no es un amor ficticio no es un amor cobarde.

No es un amor de miedo, no es un amor que a muerto
es un amor maduro, es un amor despierto.

Es un amor que quiere, es un amor que siente.
no es un amor de instinto, es un amor prudente.

El amor que se excluye no es un amor oscuro
es un amor que sabe lo que esconde el futuro.

Que se va sin marcharse, persiguiendo otra senda
y te lleva profundo aunque el mundo no entienda.

Ese amor diferente guarda adentro dolores
habitando un desierto aunque sueñe con flores.

Es un amor sincero que te adora y se encierra
en la sombra (lo sabes) con los pies en la tierra.

Ese amor que se aleja no es amor pequeñito
es amor que le lanza a la noche su grito.

Que te mira y prosigue sin entrar en tu huerta
y anhelando tu dicha no atraviesa la puerta.

Y se va por el mundo, soslayando el encuentro
aunque tiemble su alma, y aunque llore por dentro.

Ernesto Cárdenas.

Donde están...

Donde están esos amores
de Romeo y de Julieta
donde el antiguo poeta
se hace musa en los candores
en los perfectos valores
de un cariño en el exceso
de aquél que sin retroceso
en la lucha sin medida
ofrecía hasta la vida
si era el precio por un beso.

Donde aquellos corazones
que no supieron de olvidos
que parecían cosidos
a sus eternas pasiones
que cantaban sus canciones
al amor con sus tormentos
con sinceros argumentos
que supieron invariables
ser fieles y ser amables
sin romper los juramentos.

Donde se torció el camino
de la ilusión y el decoro
la de aquél sueño de oro
sin temor al torbellino
lo que sellaba un destino
conciso en la persistencia
y era rayo, era impaciencia
sin perder el objetivo
de un amor que era el motivo
entero de su existencia.

Donde se apagó aquél cirio
medieval de trovadores
que sin importar dolores
se enfrentaban al martirio
amarrados al delirio
de constancias sin aplazos
y que rotos a pedazos
luchaban por esa suerte
de morir si aquella muerte
le llegaba entre sus brazos.

Ernesto Cárdenas.

Sin más emociones...

Sin ella, sin su ternura me siento desprovisto de sueños, como actor de un drama de la niebla, apretado, maniatado al hábito de pensarla, de mimarla en mis instantes, de hacer de su sonrisa mi horizonte, una costumbre, una trascendencia hacia el perfume y sin embargo me voy, me alejo de su ruta, trazo en mi entusiasmo una frontera, un abismo divergente, me voy y cruzo el miedo de perderla, concuerdo en otra resignación, en otra equivalencia de lo estoico, en otra conformidad para los pasos, porque ya rendido a la evidencia, a lo imposible penetro en el letargo entibiando afanes y esperanzas.
Se que sin ella tropiezo con la rabia, con ésta inclinación a lo sombrío, me derrumbo, le doy otro gris a mi paisaje rompiendo los motivos de la fe, señalando una agonía, un sendero a la amargura, me voy con su recuerdo a cuestas cincelando un luto, otra tormenta para mis noches, otro suceso, otro escenario para mis cruces, me voy sin rencores en el alma poniendo proa hacia el desierto, hacia el vacío, ya sin latitudes para el delirio, ya sin realidades para el mañana, me voy...solo y sin más equipaje que mis tristezas, solo sin más emociones que mi silencio.

Ernesto Cárdenas.

miércoles, 16 de julio de 2008

Cabalgando...

Cabalgando en avideces
voy inventando reflejos
duplicando los espejos
para verte muchas veces,
y gruñir cuando apareces
decorando mi escenario
apurando el calendario
para sembrar una fecha
al final de la cosecha
tenaz de mi itinerario.

Porque en tí todo plantea
lo cercano y lo remoto
la tormenta, el terremoto
y el nervio de mi odisea,
todo salta, burbujea
se enfurece, da otro giro
todo es pasión que deliro
en la rima donde ensalmo
el ansia que palmo a palmo
te dibuja en el suspiro.


Y así habito en ese abismo
diametral de mi costumbre
y en el rojo de la lumbre
que me lanza al paroxismo
a ese fiero cataclismo
que rechaza la prudencia
que le da otra efervescencia
a éste río que intranquilo
conoce del cocodrilo
salvaje de mi impaciencia.

Ernesto Cárdenas.

Los dos nos comprendemos...

Los dos nos comprendemos, sabemos en el motivo
de un signo que nos ata por algo imperativo.

Por la ilusión que late y avala ese compendio
de labios que entreabiertos desatan el incendio.

Le dan otro contexto al ritmo de una cita
que envuelve con la noche al alma que nos grita.

Para trotar locuras, para retar ausencias
para dejar a un lado temores y prudencias.

Y así será perfecta la fecha y el esquema
para escribir un salmo pensando en un poema.

Los dos nos comprendemos sin pausa en nuestra prisa
abierta en el perfume que flota en la sonrisa.

De la pasión que firme delinea en los reflejos
aquello que florece detrás de los espejos.

Porque nos sella un pacto para una simetría
de un sueño que se sueña en otra astrología.

Y acabará algún día cuando no existan metas
ni besos, ni delirios y mueran los poetas.

Ernesto Cárdenas

No puedes comprender...

No puedes comprender lo que se siente
detrás de una ilusión que desespera
porque el amor es una acción vehemente
que transforma el invierno en primavera.

No puedes comprender porque se escapa
del alma que es pequeña la constancia
ni aquella sinrazón que rompe o tapa
el incienso de un clamor hecho fragancia.

Hay en lo interno una verdad que anhela
cumplir con el llamado de la vida
sencillamente como el ave vuela
o transcurre el dolor sobre la herida.

No puedes comprender porque no toca
que llegue a ti esa pasión en marcha
no forma un nido un corazón de roca
ni florece el amor sobre la escarcha.

Ernesto Cárdenas.

Hago constar...

Hago constar que se me escapa la medida, el concepto primordial de la cordura, el homogéneo signo de lo humano cuando pienso en ella, cuando parodiando a Montaigne no acepto la aptitud de los vencidos, el fatalismo inerte de las cariátides ni la docilidad desesperante de los conformes.
Algo bulle dentro, me rebela el alma, salta, descalabra inercias y fronteras por lo suyo, por ésta emotividad, por ésta insubordinación de los afanes que conspiran dentro, en mis hervores y en los espasmos que abren puertas al delirio y alborotan, dan al traste con normas y mesuras, con ajustes y equilibrios.
Hago constar que hay algo más tras lo notorio, tras mis actos cuando la imagino, cuando la pienso mía y solo mía en los detalles, en forma visceral y plena, cuando todo hacia sus besos indica la costumbre y todo a su sonrisa señala la manía, cuando inquebrantable el sueño concluye en su recuerdo, cuando mi apetito resbala su epidermis como un ritual heroico a la vehemencia, a la espera sin reservas del instante, de éste instante que hoy intenta comprender el origen de la lumbre, y el constante merodear de mis ganas, de mis lobos por el rumbo de su noche y mis antojos.

Ernesto Cárdenas.

Un canto a la esperanza...

Amores que aparecen y rompen el mutismo
antiguo en ese instante que anuncia otro bautismo.

Que animan el silencio con otra melodía
y luchan su batalla tenaz en la porfía.

Amores que no aceptan que todo finaliza
pues saben que hay razones que al alma inmortaliza.

Que hay hechos en el tiempo marcando un aliciente
o un beso que en la noche nos ata en el torrente.

Amores que señalan el fin de una agonía
emprenden un camino para otra poesía.

Comprenden que hay milagros detrás de la distancia
y rosas interiores que aún guardan su fragancia.

Que no los mata el tiempo, que no los rinde nada
y ponen entusiasmos en cada madrugada.

Para emprender un rumbo y comenzar la andanza
cantando nuevamente...un canto a la esperanza.

Ernesto Cárdenas.

Romántica...

Romántica nació de un aleteo
de cisnes, de un delirio y de un vestigio
bendito en la inquietud de ese deseo
abierto a la ilusión como un prodigio.

Porque desborda luz y exaltaciones
dulzura natural para una alianza
de rimas, apurando evocaciones
sublimes de pasión y de esperanza.

Romántica nació por los astrales
pasos divinos que dejaron rastros
y nació por la fe y espirituales
misterios en los sueños y en los astros.

Por conjugar palomas y reflejos
en otra dimensión de aconteceres
por contemplar del alma los bosquejos
que anuncian en su risa amaneceres.

Romántica nació en la concordancia
suprema de una eterna poesía
de hadas, de lirismo y de fragancia
romántica nació para ser mía.

Ernesto Cárdenas.