miércoles, 28 de septiembre de 2016

Como fuera la vida...

Como fuera la vida si el destino
hubiera dado un giro a otra vertiente
uno para sembrar en el camino
jazmines para un salmo diferente.

Como fuera el delirio si las cosas
no fueran lo que son, lo lapidario
lo que mató después las mariposas
en otra realidad y otro escenario.
 
Fuera en su magnitud otro el motivo
conciso para un rumbo a lo impecable
fuera en su plenitud el objetivo
abierto para un beso inacabable.

Como fuera perfecta la tremenda
emoción que en el sueño se divisa
como fuera la historia si hoy la senda
del alma concluyera en tu sonrisa.

Fuera sin duda alguna la apoteosis
de un algo recurrente que estremece
fuera mezclar la fe con la simbiosis
fuera sentir por dentro que amanece.

Fuera emerger, saltar sobre las cimas
romper arcaicos muros de otros días
fuera encontrar a Dios entre las rimas
y hacer de cada encuentro poesías.

Ernesto Cárdenas.

No pienses que te olvido...

No pienses que te olvido, que retracta
el alma su fervor por negligencia
todo sigue en su albor la senda exacta
que entiende de constancia y transparencia.

Todo está allí entero sin ficciones
total en su rigor y en su detalle
todo sigue en su fe sin variaciones
andando por tu risa y por tu calle.

Por el recuerdo antiguo que aún subsiste
detrás de mi silencio y mis ayeres
por ese mundo interno que me diste
y supo desatar amaneceres.

No pienses que te olvido, que me inclino
a disecar raíces y emociones
y a rechazar aquello cristalino
que supo de palomas y oraciones.

Sigues en pie al borde de mi almohada
atada a mi cariño donde animas
sin tu saber en cada madrugada
el cielo de mi sueño y de mis rimas.

Sigues en pie no importa que litiguen
mis ansias contra el tiempo en su porfía
sigues en pie porque tus cosas siguen
rondando por mis noches todavía.

Ernesto Cárdenas.

lunes, 19 de septiembre de 2016

Tahúr de amor...

Hoy le apuesto al amor que resucita
antiguos muertos de ilusiones idas
por esa soledad que necesita
amar sencillamente en desmedida.


Le apostaré al final de mis desdichas
como un tahúr que ya conoce el modo
de jugar con la vida y con las fichas
sin temor a perder o darlo todo.


Hoy apuesto al amor que alegre llega
y aniquila el dolor de arcaicas horas
elevando la fe porque le agrega
matices del color de las auroras.


Le apostaré sin ver si gano alguna
partida con los naipes de la espera
y no importa me esquive la fortuna
le volveré a apostar hasta que muera.


Ernesto Cárdenas.

jueves, 31 de marzo de 2016

Unas décimas para José A. Buesa.


El tono en la poesía
sencillo que tuvo Buesa
fue lo grato que se expresa
en perfecta simetría
por eso que desafía
la emoción y legitima
la calidad de la rima
que demuestra el argumento
de que solo con talento
se puede alcanzar la cima.

Con el espíritu en trance
y anímica exitación
que le da luz y razón
a la idea en su balance
a ese andar por el romance
entre letras e ilusiones
que se eleva a las pasiones
cuando se enmarca algún tema
que con forma de poema
sacude los corazones.

Y así te fuistes un día
a plasmar genialidades
con tu musa a otras deidades
en otra escenografía
donde sigues la manía
de dibujar los diversos
avatares de los versos
que apurastes con tu empeño
caminando sueño a sueño
interiores universos.

Buesa fue clara tu aurora
por el genio en tus escritos
que alcanzaron infinitos
bajo tu acción creadora
porque nada decolora
tu numen que fue un suceso
tras el tiempo en el proceso
de tu obra que hoy florece
en su magia y nos parece
como un ala o como un beso.

Ernesto Cárdenas.

A los cantares de gesta...


La leyenda es parte activa
de los cantares de gesta
como histórica respuesta
a una acción que narrativa
versaba una descriptiva
emoción apasionada
una batalla sagrada
de un alma como un oleaje
que con empeño y coraje
se hizo luz para una hombrada.

Tradiciones populares
de una poesía ruda
necesaria en esa cruda
época de los juglares
que dejaron ejemplares
epopeyas venerables
de héroes que inimitables
dieron fe de una porfía
y una noble bizarría
que los hizo inolvidables.

Nació en Grecia con Homero
fue mas tarde castellana
en una edad que temprana
aún el idioma era austero
bajo el imperio del clero
que era fanatismo y saña
en esa guerrera España
de los infantes de Lara
del Cid y de aquella rara
entrega para una hazaña.

Ernesto Cárdenas.

 

El poema y la canción...


Se sabe que la versificación nació con la música, donde se conciliaba la letra a la melodía, y el mejor de los poetas que utilizó ese recurso se dice que fue Píndaro, que empleaba la letra a las exigencias de la música, ya que se desconocía la existencia del poema en ese entonces.
Era un modo distinto llamado hexámetro, que era la base para cordinar el ritmo con la letra, para poner un equilibrio entre el decir y la música de fondo, así se escribió la Iliada y la Odisea, por eso escribí este poema, estás décimas donde trato de narrar ese divorcio entre los instrumentos musicales y el poema en sí, donde cada uno trazó su propio derrotero, para dar dos nociones de arte surgidas de un solo centro.

El poema y la canción...

Fueron dos en su embalaje
el ritmo y la proporción
del poema y la canción
atados a un ensamblaje
para un sonido, un mensaje
que tuvo una consecuencia
antigua de una cadencia
espiritual a su modo
donde los dos eran todo
para un rumbo y una esencia.

Pero se rompió la unión
tomó otra senda el poema
allá en Grecia que fue emblema
de esa antigua filiación
llegó otra argumentación
en el verso por demás
que no quiso verse más
compungido y relativo
y se forjó un objetivo
donde encontró su compás.

Fue ideal esa rotura
del verso y de la canción
porque cambió la razón
de la mente en otra hechura
al crear una estructura
con alas para un evento
del alma, de un ornamento
que acomodó su paisaje
al poema que es lenguaje
de luz para el sentimiento.

Ernesto Cárdenas.

martes, 22 de marzo de 2016

Pude...

Pude yo haber sido un santo resplandeciente de luz
en los caminos de Roma con sayal y tosca cruz.


O tal vez el mandarín que en la pretérita China
cambió en su día un palacio por un ave cantarina.

 
Pude haber sido sin más de Israel algún profeta
que meditó en soledad como un buen anacoreta.


O tal vez el sabio monje en su templo tibetano
poseedor de un secreto quizás antidiluviano.


Pude haber sido mago famoso allá en Babilonia
a quien los reyes hicieron en su día ceremonia.

O tal vez ser mensajero de una idea firme y recia
dictando filosofía en la antiquísima Grecia.


Pude haber sido ya ves, pero no fui nada de eso
y sin dudar ni un instante aquí mismo lo confieso.

 
Porque pudiendo yo ser cualquier cosa en el planeta
me conformé solamente...con un alma de poeta.

 
Ernesto Cárdenas.

Diálogo casual...

Me perdona amiga, yo a usted no la entiendo

o será quizás  acaso que no aprendo.

Porque esa versión muy suya es sorprendente
Por la forma de mentir tan dulcemente.

Mi intensión no es lastimar…cambie ese gesto
solo intento al dialogar de ser honesto.

Ya escuché que a su marido algo le pasa
que jamás usted se ausenta de la casa.

¿Cómo dijo?...que no soporta mi risa
Perdone usted, el hombre piensa con prisa.

Me contaba que su esposo puso en dudas
sus principios con palabras algo rudas.

Pero en fin no llore más… seque ese llanto
porque pienso en realidad no es para tanto.

¿Que no la conozco a usted?  ¿que está ofendida?
quizás nunca me vio bien o es que se olvida.

O parece que tal vez no cae en cuenta
soy el guardia del hotel que usted frecuenta.

Ernesto Cárdenas.
Cuando se escribe…


Cuando se escribe un poema
se disfruta el contenido
pero luego de leído
se comenta sobre el tema
digamos que es un esquema
para ampliar satisfacciones
para dejar impresiones
de nuestro paso al momento
como un buen entendimiento
en mentes y corazones.
 

Nadie solo forma cima
en Alpes de otro Parnaso
nadie solo marca el paso
de lo excelente que anima
ni simboliza la rima
del arte de otro universo
ni mucho menos lo terso
de lo excelso y lo supremo
para marcar el extremo
de otra historia con su verso.
 
Todos somos uno mismo
que escriben en la supuesta
espera de una respuesta
que le de paralelismo
rompiendo el escepticismo
de esa inercia que señalo
de éste clamor que apuntalo
al leer o ser testigo
del trabajo de un amigo
que nos da como regalo
 
Ernesto Cárdenas.
 

Poema de los celos...

Hay celos que son alas o son lutos
que pueden ser la noche o ser la aurora
que tocan los extremos absolutos
del alma en otro entorno que devora.

Son ecos de una rabia o de una duda
son luces de un fervor o de un delirio
son rastros de un temor que nos anuda
la sombra en su estertor como un martirio.

Hay celos naturales y benditos
hay celos que oscurecen los matices
hay celos juguetones y bonitos
y hay celos por antiguas cicatrices.

Hay celos sin razones que son vanos
fantasmas de inseguras realidades
tal vez por conocernos como humanos
quizás por ocultar debilidades.

Hay celos que son flores del momento
algunos que rebasan la medida
hay celos pasajeros como el viento
y hay celos que destruyen una vida.

Ernesto Cárdenas.

Quien no entendió...



Quien no lo comprendió no tuvo arrojos
para beber del cielo en aquél vaso
y se quedó atado a sus despojos
arando sin mañana en el ocaso.

No tuvo identidad para otro sueño
perdió para sí mismo la confianza
se fraccionó en la ruta, no fue dueño
del buen sentido a fin con la esperanza.

Quien no entendió su muerte fue muriendo
en ese para siempre sin salida
en esa irrealidad que va torciendo
los pasos de la mente y de la vida.

No pudo vislumbrar otro universo
otra razón concisa en su intelecto
y solo fue silueta de ese adverso
epílogo de un cisma en el trayecto.

Abandonó las alas para el vuelo
retó la suerte ignoró el camino
y en esa fatuidad ya sin consuelo
volteó para la sombra su destino.

Quien no entendió su verbo fue cautivo
eterno de un error y un anatema
y sin saber aquello negativo
de todo lo que habita en el dilema.

Quien no encontró a mi Dios por excelencia
no pudo atestiguar las compasiones
ni conoció jamás esa clemencia
que rompe de los tristes los crespones.

Que invita a comprender la buena nueva
con otra reflexión frente al suceso
que ayuda a sepultar esa longeva
manera de otra muerte sin regreso.

Porque Dios fue tan grande en su hidalguía
que dio para nosotros la preciosa
herencia de aquél hijo que en su día
nos libró con su sangre generosa.

Nos dio para alegrarnos las estrellas
su infinita bondad si exclusiones
nos dio para seguir sus dulces huellas
nos dio para ser salvo...los perdones.

Ernesto Cárdenas

Y tan humilde...


Por los perdones se apuró en el denso
motivo de ser luz para los otros
donde su sangre conjuró el intenso
martirio de su vida por nosotros.

Entró en la pena por la pena ajena
mostró la senda del amor divino
y habló a los pobres de esa paz serena
que sabe rechazar el torbellino.

Su voz distinta predicó en el monte
parábolas de amor en el mensaje
su verbo entero se volvió horizonte
su mansedumbre se tornó paisaje.

Era el camino que se abría en el claro
principio de una vida diferente
era esa forma de encontrar el raro
afecto por encima del torrente.

Tuvo la audacia de enfrentarlo todo
portando el arma de la fe propicia
andar senderos sin manchar de lodo
su alma en el afán de la justicia.

Fue el sabio grande que nació pequeño
la mano abierta en la encrucijada
fue lo perfecto que trazó un diseño
y tan humilde que no escribió nada.

Ernesto Cárdenas.

Aquí estaré...

Aquí estaré sin dudas cuando todo
parezca que se fue, que se ha perdido
cuando oscurezca el sol en el recodo
y sientas en verdad que no has vivido.

Aquí estaré a tu lado sin variante
en un rincón como diciendo hola
en cada acontecer, en cada instante
bien firme aquí para que no estés sola.

Sin vacilar la idea ni la ruta
en otoño, en invierno, en primavera
aquí estaré al fondo de la gruta
detrás de tu sonrisa o tu quimera.

Del azar, de la historia y del martirio
estaré aquí porque mi fe persiste
estaré aquí para encender un cirio
estaré aquí para que no estés triste.

Ernesto Cárdenas.

lunes, 21 de marzo de 2016

La voz del corazón...

Diré que mi palabra es esa forma
de atar la rima cincelando un todo
donde la idea llega y se transforma
o la transformo yo buscando el modo.

De plasmar mi visión que concretiza
el perfil de un concepto en los renglones
buscando ese nivel que cristaliza
en letras mis sentidas emociones.

Barajo el pensamiento a mi manera
y rindo la metáfora que escojo
rompiendo lo imposible en su barrera
moviéndome entre rimas a mi antojo.

Así escribo forzando lo que toma
mi mente en el afán por lo diverso
y esclavizo en mi técnica al idioma
que vuelco sin cesar sobre mi verso.

Soy la pasión que escribe en esa andanza
de la razón que todo lo interpreta
descifrador del alma y su esperanza
la voz del corazón... soy el poeta.

Ernesto Cárdenas.

Plegaria a la muerte de mi madre...

Marzo--12—2010

Te pido mi señor siempre alabado
misericordia hoy para mi duelo
por una viejecita que ha marchado
a compartir tu luz en otro cielo.

En otra latitud de ese universo
abierto para el cauce de otra historia
otro lugar donde jamás lo adverso
eclipsa los paisajes de tu gloria.

Me la cuidas señor desde esa altura
que sabes concretar en los exactos
motivos que sembraron la ternura
en todas sus razones y en sus actos.

Ella fue seguidora de tu senda
de tu martirio cruel, de tu escenario
y supo conmoverse en la tremenda
conmoción de tu sangre y tu calvario.

Te ruego mi señor vela sus pasos
rodeándola de luz en tu morada
sin temor, sin dolores, sin ocasos
por todo lo que dio sin pedir nada.

Por ese bien que supo hacer constante
amando sin balanza ni medida
poniendo el corazón siempre adelante
en todas las acciones de su vida.

Por eso mi señor tenla contigo
doblando por su paz las dimensiones
dale tranquilidad, dale tu abrigo
y nunca, nunca, nunca la abandones.

Ernesto Cárdenas.

Hay algo...

Hay algo milagroso que nos ata
fusiona, profetiza, nos arrima
nos anexa, nos junta, nos delata
nos envuelve, compacta y nos anima.

Nos embebe, vincula, nos anuda
nos encanta, completa, compagina
hay algo que se aferra y nos escuda
nos asalta, nos mezcla y nos combina.

Nos evoca, trasciende, nos señala
nos imprime, vincula, nos entiende
nos funde a una pasión, nos intercala
a un clamor que amalgama y nos enciende.

Hay algo que conmueve, nos abraza
que conjuga, inserta y nos empalma
hay algo que nos toca, nos enlaza
hay algo entre los dos que llega al alma.

Ernesto Cárdenas.

Un buen amor...

Un buen amor es la razón y el centro
de un algo que le da correspondencia
a un milagro de Dios, es una esencia
atada a la firmeza en el encuentro.

No es la pasión abierta al desatino
mostrando un horizonte hacia el deseo
ni un instante tenaz, ni un aleteo
de pieles recordando el torbellino.

No lo diseña un verso, ni un motivo
ni lo concreta el hecho del momento
no puede demostrarlo un juramento
confuso de un segundo irreflexivo.

Un buen amor no es una circunstancia
ni una palabra ardiente, ni un abrazo
un buen amor es simplemente el plazo
del tiempo y solo el tiempo en la constancia.

Es descender al fondo de los sueños
sintiendo el corazón sin extravíos
es la ilusión que enfrenta desafíos
sin miedo del abismo en los empeños.

Que busca exactitud para la andanza
con una sola línea en su ejercicio
un buen amor es alma y sacrificio
un buen amor es grito y esperanza.

Ernesto Cárdenas.

Por su amor...

Por su amor, por su ternura
se escriben los madrigales
y también arguméntales
prosas de literatura
se teje un sueño en la altura
para escuchar nuevos trinos
para andar esos caminos
de apetitos inconfesos
que se enredan en sus besos
con furia de torbellinos.

Por su amor que es convergencia
se estremecen las pasiones
cabalgan los corazones
a lomos de la impaciencia
se hace fe la persistencia
en un asombro que grato
va arañando como un gato
el tiempo en su anacronismo
con fiebres de paroxismo
que llegan al arrebato.

Por su amor, por los recintos
nerviosos de mis instantes
asoman los delirantes
deseos de mis instintos
recorro esos laberintos
de la emoción que no entibia
ni me consuela ni alivia
la tensión de esta emergencia
que hoy me lanza a la demencia
oscura de la lascivia.

Ernesto Cárdenas.

Aquí estoy...


Aquí estoy como siempre sin variar en la forma
porque soy de una pieza en su fin y en su norma.

En el justo detalle que a lo exacto se ciñe
Por principios del alma y que nada destiñe.

Nada cambia su rumbo, nada ajeno lo inquieta
en su paso, su sueño, en su lucha y su meta.

Aquí estoy simplemente natural y sin tacha
como un árbol que sabe ya la herida del hacha.

Pues conoce del filo de otros seres de afuera
que le hicieron con prisas clausurar su frontera.

Su camino que supo de otros rostros y ayeres
de otra sombra en el tiempo que mató amaneceres.

Aquí estoy, aquí sigo sin buscar nada nuevo
nada en fin de un recuerdo de otro día longevo.

Con el mismo equilibrio que se apoya en el centro
de mi rima y mi libro donde gozo por dentro.

Aquí estoy, aquí ando con mi paz y mi esmero
con mi vida, mi sueño para ser quien yo quiero.

Ernesto Cárdenas.

sábado, 19 de marzo de 2016

¿Quien es?


Que motiva mi ser a otros arcanos
a otra ruta, a otro tiempo sin sentido
porque vuelve mi sueño a otros lejanos
paisajes de lo extraño y de lo ido.

De otro lugar tal vez, de otro suceso
pretérito de un alma en otra historia
de otra emoción distinta y de otro obseso
que aún sigue martillando en mi memoria.

Quien anda en realidad tras de mi rima
con tantas remembranzas del pasado
de que lugar sin nombre, de que clima
viene esta conmoción y este legado.

Este vagar antiguo de otra vida
que llega de otro siglo y otro acuerdo
de otra ilusión que luego en la partida
siguió sin perecer en el recuerdo.

Quien ronda al fin, quien junto a mi se esconde
e intenta atar mi letra a su universo
por qué tras mis preguntas no responde
oculto en los rincones de mi verso.

Tal vez sea un empeño, algo que reta
la sombra del destino en sus motivos
y aún muerto no se olvida que es poeta
rimando por el mundo de los vivos.
 
Ernesto Cárdenas.