martes, 22 de marzo de 2016

Y tan humilde...


Por los perdones se apuró en el denso
motivo de ser luz para los otros
donde su sangre conjuró el intenso
martirio de su vida por nosotros.

Entró en la pena por la pena ajena
mostró la senda del amor divino
y habló a los pobres de esa paz serena
que sabe rechazar el torbellino.

Su voz distinta predicó en el monte
parábolas de amor en el mensaje
su verbo entero se volvió horizonte
su mansedumbre se tornó paisaje.

Era el camino que se abría en el claro
principio de una vida diferente
era esa forma de encontrar el raro
afecto por encima del torrente.

Tuvo la audacia de enfrentarlo todo
portando el arma de la fe propicia
andar senderos sin manchar de lodo
su alma en el afán de la justicia.

Fue el sabio grande que nació pequeño
la mano abierta en la encrucijada
fue lo perfecto que trazó un diseño
y tan humilde que no escribió nada.

Ernesto Cárdenas.

No hay comentarios: