lunes, 16 de abril de 2018

La sombra...

La sombra es sombra desde aquél instante
el que el espacio inabarcable era
el lecho del horror y aglutinante
vigilia de otra calma y de otra esfera.

Lo denso, lo inasible tras los muros
complejos de lo abstracto y de la bruma
sustancia del azar en los conjuros
antiguos de otra esencia y de otra suma.

Reliquia arrebatada a ese vacío
etéreo de infinito y nebulosas
fantasma reiterando el desafío
perenne del silencio y de las cosas.

La sombra rige el acordeón alterno
del lúgubre crespón en la notoria
vastedad de un evento en ese eterno
abismo de un asombro en la memoria.

La cima de un efecto sin suceso
retórico del tiempo y del estigma
lo oculto condensado en ese obseso
extraño de lo absurdo y del enigma.

El génesis cerrado, lo execrable
la inercia, lo inconexo a la mirada
el vértigo, el arcano, lo insondable
de un sueño, de un epílogo y la nada.

Ernesto Cárdenas.

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