miércoles, 29 de mayo de 2019

Poema del odio eterno...

Odiaba a su enemigo, el que implacable
le arrebatara un día su sosiego
lo odiaba con empeño inenarrable
lo odiaba con rencor oscuro y ciego.
 
Con esa rigidez de las tensiones
que rompen de las almas la mesura
con ese no escapar de las pasiones
que ahuyentan de la mente la cordura.
 
Por eso lo mató, era preciso
sacarlo de su tiempo y de la vida
por una realidad y un compromiso
de darle a su trayecto otra avenida.
 
Fue condenado a cumplir su pena
en medio de lunáticos y extraños
para saldar su crimen en la plena
tortura que arrastró por veinte años.
 
Y culminó ya anciano aquél calvario
sin olvidar su odio ni un instante
ni un momento en su encono lapidario
ni un segundo en su noche delirante.
 
Y supo ya al salir del cautiverio
que el tiempo algunas cosas no derrumba
por eso se apuró hasta al cementerio
para escupir allí sobre su tumba…
 
Ernesto Cárdenas…

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