que arranca de
la nada una sonrisa
es encontrar por
dentro el contrapeso
de un sueño que
la noche profetisa.
Sentir algo que
toca, que rebasa
que asombra, nos
despierta y nos deslumbra
querer es ver el
fuego de una brasa
saltando hacía
la luz tras la penumbra.
Saber, sentir
que al fin lo diferente
nos dio otra
latitud para un consenso
y otra razón que
altera el coeficiente
del arrullo, de
las alas y el incienso.
Querer, querer
es asomarse a aquello
que entiende de
palomas y reflejos
es la ilusión de
dos en un destello
en medio de
emociones y de espejos.
De lunas para un
cielo sin olvido
sabiendo de eso
grato que hace bien
de rimas para
darle colorido
a un alma que te
espera y dice... ven.
Ernesto
Cárdenas.
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