es la
nube en el cielo que oscurece una estrella.
Que
señala una sombra, que recuerda una bruma
algo
triste que opaca el blancor de la espuma.
Cada
día es un rumbo sin variar, sin remedio
es un
largo camino que termina en el tedio.
Por
un hecho que quiso ser perfume y ser nido
ser canción,
ser arrullo, ser paloma y latido.
Ser
un salmo en la noche, un motivo cualquiera
que apagara
una pena y encendiera una hoguera.
Cada
día que pasa se hace gris el anhelo
mi sopor,
mi horizonte, se prolonga mi duelo.
Se
hace sangre mi luna, se hacen mustias las rosas
se hace
arena mi sueño frente a todas las cosas.
Por
el modo de atarla a mi alma y mi tema
Y a este
empeño de verla siempre en cada poema.
Ernesto
Cárdenas.
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