Desandaré el camino para nacer de nuevo
para saber que vibro, que existo y me
conmuevo.
Que tengo para el paso un rumbo coincidente
con el ala y la
lluvia, la obsesión y el torrente.
Con un amplio bagaje de experiencias y
empeños
con razones que saben encender buenos leños.
Navegaré un
delirio y seguiré una cierta
majestad de lo tierno que me aguarda en su
puerta.
Para abrirme al suceso y escalar una cima
concluyente que
tenga la emoción de una rima.
De un hervor, de un espasmo, de un perfume
distinto
de algo grato en la aurora que despierte el
instinto.
Liberando el arrullo, desatando al poeta
y arrancando del
alma su pasión más secreta.
Que recorre por dentro, precipita y
sentencia
a buscar su sonrisa y a encontrar la demencia.
Ese instante
del nervio que estremece y agita
y descubre un milagro donde todo le
grita.
Desandaré el camino para seguir la estrella
de la noche y la
fiebre para soñar con ella.
Ernesto Cárdenas.
viernes, 10 de marzo de 2017
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