viernes, 2 de marzo de 2018

El pleonasmo...
 
El pleonasmo es agregar adjetivos ya implícitos en el sustantivo, es una manera de hacer redundancias innecesarias a un tema sea verso o sea prosa, calificando con un atributo lo que lleva por su misma naturaleza la palabra que se denomina.

Y no ha sido un desliz, un error del principiante, en esto han caído figuras conocidas y de las cuales doy algunos ejemplos…
 
En un soneto de Lope de Vega llamado… “Qué tengo yo que mi amistad procuras” podemos leer en el verso siete de la segunda cuarteta:
 
“Si de mi ingratitud el hielo frío”
 
Cuando la palabra hielo ya nos hace entender su cualidad principal sin tener necesidad de poner el adjetivo frío…
 
También fray Luis de León en su Oda Xll a Felipe Ruiz comete un desliz, cuando en el sexto quinteto polimétrico de su poema, también llamado lira garcilasiana escribe:
 
“de los helados fríos”
 
En donde se repite en la palabra hielo esa condición glacial, de frío  sin tener que usar esa palabra calificadora de helado.
 
Hay muchos más, solo quise poner un par de ejemplos, sin olvidar que en la vida diaria los pleonasmos son la comidilla verbal de todas las capas sociales, como estos ejemplos…
 
Lo vi con mis propios ojos, y desde luego… desde luego no pudo verlo con un pie ni con una oreja…
 
Voló por los aires… no pudo volar por el agua ni por la tierra, así que volar ya nos dice por donde lo hizo sin necesidad de la palabra aire.
 
Te callas la boca, y aquí el pleonasmo nos comunica que no hay otra cosa que se haga callar en una persona sino es la boca…
 
Me dije a mi mismo… y si pones “me dije” no tienes necesidad de poner “a mí mismo” porque ya era entendible que era contigo sin agregar otra palabra…
 
En fin, cosas del pleonasmo, y como siempre mi poema…
 
El pleonasmo…
 
El pleonasmo es lo que sobra
al trazar un adjetivo
que ya encierra el sustantivo
natural y sin zozobra
es afear una obra
con un modo innecesario
un vocablo mercenario
que reitera lo sabido
y le resta colorido
al trabajo literario.
 
Es tejer sobre lo mismo
desechando la elegancia
remando en la redundancia
frecuente de un barbarismo
es no observar el abismo
de una falla que conspira
con la idea y que delira
haciendo olvidar que hay cosas
que matan las mariposas
de aquello que nos inspira.
 
El pleonasmo es el indicio
de un descuido que proyecta
la frase que no es correcta
para un normal ejercicio
es cabalgar en un vicio
que nos achica el esquema
pone sombras en el tema
a la hora de plasmar
porque logra rebajar
los méritos de un poema.
 
Ernesto Cárdenas.

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