martes, 8 de mayo de 2018

Para los que aún rondan...

Detrás de cada muerte hay un dilema
una ecuación oscura y recurrente
hay una puerta oculta, una suprema
reacción más allá de lo aparente.
 
Esta la realidad del fallecido
de aquel que ya agotó su calendario
y muerto no comprende que se ha ido
para otra conmoción y otro escenario.
 
Espíritus atados a la esfera
del mundo sin saber que ya no existen
que son a su pesar la otra manera
sin alma de las cosas que persisten.
 
Espectros ya lejanos de los días
que siguen confundiendo los caminos
empeños de un azar que todavía
no aceptan el final de sus destinos.
 
Cruzando por la tierra en los vapores
inertes sin la carne en sus reflejos
espasmos de un sopor que sin colores
no observan su figura en los espejos.
 
Que no se quieren ir, que son renuentes
a comprender el signo que transmuta
a concluir que son inexistentes
para estampar sus huellas en la ruta.
 
Porque  solo son vahos, son el resumen
negados a ser duelos, ser crespones
a ser incongruencias que consumen
afanes  sin llegar a conclusiones.
 
Sin entender su sitio entre la sombra
huyendo de la noche y los olvidos
sin ya marcar sus pasos en la alfombra
sin ya tener compás de los latidos.
 
Porque son de otro tiempo, otro momento
otro instante que ignora los quehaceres
son sin ya saber un testamento
que impide contemplar amaneceres.
 
Son retos a la parca y esperanzas
por ganar a la muerte la partida
obsesión tras la niebla y remembranzas
que aún gritan en sus tumbas por más vida.
 
Ernesto Cárdenas.

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