una ecuación oscura y recurrente
hay una puerta oculta, una suprema
reacción más allá de lo aparente.
de aquel que ya agotó su calendario
y muerto no comprende que se ha ido
para otra conmoción y otro escenario.
del mundo sin saber que ya no existen
que son a su pesar la otra manera
sin alma de las cosas que persisten.
que siguen confundiendo los caminos
empeños de un azar que todavía
no aceptan el final de sus destinos.
inertes sin la carne en sus reflejos
espasmos de un sopor que sin colores
no observan su figura en los espejos.
a comprender el signo que transmuta
a concluir que son inexistentes
para estampar sus huellas en la ruta.
negados a ser duelos, ser crespones
a ser incongruencias que consumen
afanes sin
llegar a conclusiones.
huyendo de la noche y los olvidos
sin ya marcar sus pasos en la alfombra
sin ya tener compás de los latidos.
otro instante que ignora los quehaceres
son sin ya saber un testamento
que impide contemplar amaneceres.
por ganar a la muerte la partida
obsesión tras la niebla y remembranzas
que aún gritan en sus tumbas por más vida.
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