sábado, 10 de febrero de 2018

El modernismo… 2/8/2018.

El modernismo es una poesía, una corriente única netamente latinoamericana, su momento oscila entre 1880 y 1916, precisamente el año en que muere Rubén Darío, que se considera el padre de ese movimiento cultural, esa nueva manera de expresar, que aún sin soltar del todo la mano del romanticismo puso otra reflexión, un tono distinto para el arte de la poesía.
Con Darío se unen José Martí y Manuel Gutiérrez Nájera entre otros para crear diversas formas, para rescatar el alejandrino por ejemplo, y darle un nuevo matiz a esas estrofas medievales con un cambio de acentos moviendo los hemistiquios, que en la séptima silaba  se habían mantenido desde tiempos pasados.
Fue algo para arrancar otra música a las estrofas, haciendo un culto de lo bello, con palabras como Cisnes, mariposas, palomas y otras, que se rescataban del romanticismo para dar otra razón al ritmo, otra elegancia al pensamiento, usando temas de la mitología, de los países de oriente como Japón,  y de las religiones cristianas y paganas para hacer un rito entre rimas, para dejar un legado diferente para aprender y para recordar a los rapsodas de ese instante de la historia, donde el inconformismo cultural dio una emoción, un arte que hoy todavía se admira.

El modernismo…

Y llegando el modernismo
hubo un cambio en las ideas
que trajo nuevas mareas
lejos del anacronismo
como un cambio al aforismo
en un afán que transmuta
para tomar la batuta
de otro modo elemental
que mostrara lo especial
de otro empeño y de otra ruta.

Porque arrancó del pasado
lo bueno dejando atrás
lo que tuvo otro compás
con otro significado
hizo un giro hacía el agrado
con una hábil maniobra
dejó a un lado la zozobra
para alcanzar otros planos
con variante en los arcanos
creativos de la obra.

Rescatando los valores
para darle nuevas luces
para no mirar las cruces
de los vetustos clamores
de los arcaicos colores
que dieron otros poetas
otras diversas facetas
de escritores ancestrales
para ser originales
en sus sueño y en sus metas.

Esta corriente fue un acto
del pensamiento sin traba
una acción que confirmaba
lo inédito en otro impacto
algo novel al contacto
tras  aquello que nacía
con otra filosofía
de lo bello y de las notas
como un canto de gaviotas
bajo un sol de medio día.

Rubén Darío renueva
los pilares de la forma
y puso otra plataforma
que entre las letras subleva
el pensamiento y eleva
a otro espacio en otro sello
a otro signo, a un destello
emotivo y sensorial
del alma en un diametral
contubernio con lo bello.

Y fue un culto a la armonía
al eje de la palabra
en pos de aquello que labra
su propia escenografía
su andar por la fantasía
en afán extraordinario
en un grito reaccionario
que rompió con lo vetusto
para arrancarle al buen gusto
el oro del diccionario.

Y el motivo para un viaje
al mundo de otro decir
a  otro modo de escribir
los misterios del lenguaje
los ritmos de ese mensaje
que entre las rimas propicia
al oído una delicia
en cada estrofa eventual
dejando en lo espiritual
lo suave de una caricia.

Se cambiaron los las razones
de las formas, del acento
para un nuevo firmamento
de imágenes y eclosiones
para otras ondulaciones
de aquél metro alejandrino
que trazó grato camino
a un horizonte total
más completo y más cordial
para oírse como un trino.

Fue un grito, una rebeldía
de líricas consecuencias
fue romper viejas tendencias
para otra coreografía
con singular osadía
por lograr en lo diverso
otra ruta en su universo
reinsertando en su amplitud
con tesón en su virtud
sangre fresca para el verso.

Martí, Julián de Casal
Amado Nervo, Lugones
mostraron con sus pasiones
un verso más flexional
más movido en el ritual
por ser parte en el proceso
de un arte sin retroceso
evolutivo y en su afán
que en su accionar y en su plan
era un hermoso suceso.

Un cambio para el lenguaje
elástico en la completa
manera de una receta
para un mágico engranaje
para dar claro el mensaje
con natural eficacia
más coloquial sin falacia
en el modo de decir
que apuntaba al porvenir
con belleza y con audacia.

Darío fue el exponente
de aquél rumbo que trazó 
y con Darío acabó
a su muerte esa corriente
ese decir sorprendente
que dio luz a un mecanismo
entre Dios y el paganismo
para rimar a su modo
ro se fue como todo
dando paso al vanguardismo.

Ernesto Cárdenas.

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