lunes, 12 de febrero de 2018

El romanticismo… 2/12/2018.

El romanticismo es un arte revolucionario, uno abierto para las ideas porque ya más personas sabían leer, conocían más el mundo, el de la cultura, el de los buenos modales, instante en el que se tenía por entonces un aprecio total por la literatura, por las artes en general, y los padres buscaban más tutores, más educación para sus hijos, tiempo en que se imprimían más libros, se divulgaban más las creaciones artísticas y se criticaba más a los políticos, era como un despegar los pensamientos para lanzarse a una aventura, a una rebelión del espíritu frente a las injusticias sociales, y su mayor exponente fue Lord Byron, quien siendo un poeta reconocido se fue a luchar por la independencia Grecia contra los turcos donde perdió la vida.
Esta manera más humana de escribir acercó el público a las letras, porque ya no se miraba tanto al pasado, ahora existían esperanzas por el mañana, ahora se rompían los dogmas, se plantean los temas con matices más suaves, más acordes con el sentimiento, eran más tiernas y más sublimes las metáforas, y el simbolismo impone lo sensible en sus motivos, y surgen nombres de poetas catalogados como malditos por la forma bohemia, trágica de sus letras, y por tener el mal, lo malo del hombre en sus apuntes, poetas tales como Baudelaire, Rimbaud, Mellarmé y Allan Poe, los cuales se marginaron voluntariamente de los actos sociales para subrayar asuntos como la miseria, o el dolor ajeno, el mismo Carlos Baudelaire escribió en su libro Las flores de mal:

“Yo creo que mi vida ha estado condenada desde el comienzo, que lo estará para siempre”

Y en ese marco también otros poetas como Víctor Hugo, que escribió sobre los remordimientos, la pobreza y sobre las culpas humanas, en fin un espacio este del romanticismo para leer y aprender, para conocer el alma de algunos hombres que dieron a la poesía profundidad y al mismo tiempo la hicieron más comprensible.

El romanticismo…

De Alemania, de Inglaterra
de la monárquica Francia
brotó como una fragancia
de azahar sobre la tierra
por lo grato que se aferra
a una ilusión que levita
que conmueve, que gravita
nos envuelve y nos captura
y nos muestra en su ternura
lo que nos canta o nos grita.

Llegó como una vertiente
literaria en su elemento
conmocionando el momento
de agitación impaciente
como un salmo diferente
sujetado al estoicismo
llegó sin el rigorismo
tras un bello acontecer
para un nuevo amanecer
llamado romanticismo.

Que fue ilusión hecha rima
en su total firmamento
un natural argumento
por algo que legitima
la dulzura en ese clima
de constancias entre lazos
de sonrisas sin a plazos
para un sopor que resume
el arrullo y el perfume
en un delirio de abrazos.

Como un credo, una manía
fue en contra de la razón
solo oyendo el corazón
que juega con la anarquía
tanteando por la utopía
del enigma y de lo terso
de lo mágico del verso
que tiene de luna llena
entre la risa y la pena
de un ideal universo.

Un ímpetu por abrir
el alma de par en par
tradicional, singular
en su modo por decir
y lo interno describir
en toda su intensidad
la miseria, la maldad
flagelante y arterial
de un hecho testimonial
en su cruda realidad..

Y a pesar del tiempo breve
que duró aquél bello evento
dejó un claro monumento
de rimas como un relieve
por lo intenso que conmueve
y cabalga en la vehemencia
en su real convergencia
para moldear el criterio
del amor que es un misterio
en toda su trascendencia.

Fue un apuro por aquello
lejos del neoclasicismo
por crear otro modismo
con lo tierno y con lo bello
un giro para un destello
con otro noble quehacer
sin tener que converger
con otros instantes idos
que eclipsaba los sentidos
con la sombra del ayer.

En mil ochocientos vente
se inicia aquel movimiento
y se firma un testamento
a un pasado decadente
se inicia lo que evidente
saltaba sobre el oleaje
con alas en el mensaje
de Musset y Víctor Hugo
que rompía con el yugo
antiguo de otro paisaje.

Por un anhelo al plasmar
profundidad al delirio
sin temor ante el martirio
con rebeldía ejemplar
un intento por dejar
los pasos por otra acera
por encender una hoguera
sin la huella de lo antiguo
abandonando lo ambiguo
versando de otra manera.

Con otro reto en la forma
almibarada en su afán
puliendo su talismán
exacto para otra norma
para salir de la horma
de aquellos sueños romanos
de griegos y de otomanos
que obstruían el progreso
para dar otro suceso
a los avances humanos.

Y así trazó otro escenario
otra nueva contextura
con otra literatura
y otro fin complementario
para abrir el diccionario
con otra caligrafía
sin buscar en demasía
los hechos de otra memoria
de otra ruta por la historia
que hoy se ve en la lejanía.

Pero así también el rito
de ese lenguaje dulzón
perdió escenificación
poco a poco en cada escrito
pasó tras el apetito
del tiempo y su mecanismo
paso para otro bautismo
de los sueños y la mente
pasó para simplemente
darle paso al modernismo.

Ernesto Cárdenas.

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