miércoles, 12 de septiembre de 2018

La mariposa...


Fue una princesa antigua que escapaba
del hueco de su tumba por encanto
tal vez por una magia que encerraba
un gran amor que fuera sacrosanto.

O fue quizás un sortilegio raro
que provocó a la muerta esa indulgencia
o fue Dios que le puso aquel amparo
de la sombra en un cambio de apariencia.

Pues salió convertida en mariposa
cantando como un ángel de los cielos
por una facultad maravillosa
y con alas azul de terciopelo.

Quiso alegrar al mundo con su canto
que todos soslayaran la amargura
quiso borrar heridas y hasta el llanto
quiso llenar la tierra de ternuras.

Llegó hasta un ser para el feliz asombro
queriendo deleitar a un hombre gordo
y allí cantó posada en aquel hombro
y la aplastó… de un manotazo el sordo.

( Otra versión para un epílogo feliz: )

Cantó dichosa y con dulzura cierta
al corazón humano dio confianza
su canto fue un milagro fue una puerta
divina que dio al mundo una esperanza…

Ernesto Cárdenas.

1 comentario:

Unknown dijo...

Me has hecho sonreír con ganas ante el primer final
y el segundo, una ternura hecha letras!
Me levanto muchas veces pensando que nos tendrá
hoy este magnífico poeta, desde su siempre novedosas inspiraciones.
¡Gracias por escribir como lo haces!

Un saludo
Aurelia.