El tiempo, el tiempo justo califica
si en un amor hay majestad y hay canto
por una acentuación que justifica
la acción de un ser cuando se quiere
tanto.
El tiempo es un imperio, es la manera
eterna de las ansias y
las cimas
y es una forma de encontrar la entera
realidad de las olas y
las rimas.
Y puede ser total otro entusiasmo
otro alternar para un
feliz encuentro
para un latido grato y un espasmo
que ve con otros ojos
hacia adentro.
Puede ser parte de otra alternativa
de otro palpar la
identidad que asoma
y demostrar que hay otra perspectiva
de himnos, de
caricia y de paloma.
Aunque también hay veces nos derriba
cegados a
otra luz que nos resume
el tiempo es como un peso que de arriba
aprieta
el corazón y lo consume.
Porque cambiado el rumbo a otro suceso
ya
no lo rectifica ni lo arregla
el tiempo es un tirano que en su obseso
nos torna en prisioneros de su regla.
Para indicarnos que al torcer
la senda
se puede perder mucho en el proceso
ya que al girar en otro
afán la rienda
no existe para el caso retroceso.
Ni tiene en fin el
tiempo paralelo
que avanza pregonando la partida
el tiempo es un trotar
y un escalpelo
que corta cada hora de la vida.
El tiempo
transcurrido es como un leño
que nos consume o que no trae la calma
el
tiempo es una sombra, es otro sueño
que alguna vez nos conmoviera el alma.
Ernesto Cárdenas.
viernes, 9 de junio de 2017
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