viernes, 2 de junio de 2017

Rompo con todo...

Rompo con todo concretando un acto
haciendo de mi empeño una evidencia,
una certeza para poner proa a mis verdades,
a ésta apetencia por lo suyo
por su amor entero que me desorganiza,
que me atropella en cada sueño,
enroscando mis anhelos, mis instintos con la noche
con mis espasmos y con el asombro,
con esta rebeldía por no aceptar la inercia,
la pasividad que anula, la rendición que inhabilita
porque nada en mi coraje apaga el alarido,
me arranca del conflicto por tenerla,
por batallar día a día su cariño,
su atención como un apremio, como una urgencia
gravitando fiebres, obsesiones
en el rumbo, en la necesidad de lo inaplazable,
en mis nervios, y en la rabia toda por sentirla mía,
apretada en mi desorden, en mis impulsos
en el temblor de mis apuros y en mis desmanes,
motivada entre mis brazos, amoldada a mi delirio
a ese horizonte de su piel
y a esa naturaleza de su risa.
Rompo con todo para no anclar furores
para infringir delitos, incumplimiento de las normas
locuras al extremo.
Rompo para soltar pasiones
para estrenar pretextos, para abrir al caos mis desvaríos
olvidando, desdeñando consecuencias
los efectos tras el paso, sin temor a otro mañana,
al qué dirán tras el suceso si la tengo toda,
toda en mi arrebato, toda en mi epopeya,
y en ésta sensación que me consterna
que me lanza a la codicia, a la avidez,
en donde voluntario y terco
me dejo arrastrar hasta la aberración, hasta el extravío mental,
hasta el pecado mismo por su beso.
 
Ernesto Cárdenas.

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