viernes, 16 de junio de 2017

Tradiciones...

Se dice que los primeros cristianos que evangelizaron Alemania, vieron como los habitantes de aquellas tierras celebraban el nacimiento del sol y el de la fertilidad, decorando las ramas de un árbol con cintas y otras figuras de colores en los días de Diciembre, en honor también a Thor, Odín y a otros dioses escandinavos, y que a esos cristianos les gustó la idea, tomando la costumbre de engalanar un pino aunque cambiando el significado.
Otros dicen que San Bonifacio, el primer evangelizador de esas regiones, al ver como adornaban un árbol alabando a otros dioses se molestó, tomó un hacha y lo cortó, plantando en su lugar un pino al cual también decoró pero en homenaje a Cristo, y Otros plantean que la costumbre es más reciente, pero como quiera que sea fue algo foráneo, nada que ver con la Biblia, ni con sus historias, en fin, solo es un tema para pensar en el árbol de la navidad.

Tradiciones paganas se incrustaron
en aquél cristianismo primitivo
y solo confusiones nos dejaron
tras un triste legado negativo.

Fue una costumbre que llegó del norte
de lengua gutural escandinava
trayendo como extraño pasaporte
un arbolito en la centuria octava.

Pegó el extranjerismo en occidente
el pueblo se enfermó de aquella fiebre
y sin haber ningún antecedente
un pino le arrimaron al pesebre.

Llenaron sus ramajes de muñecos
de escarcha tenue en llamativos copos
cual si llegaran desde el norte ecos
de inviernos que mataran heliotropos.

Y así, sin un por qué, sin discrepancia
se impuso sin saber la idolatría
aquella de seguir por ignorancia
la práctica habitual de una herejía.

Ernesto Cárdenas.

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