sábado, 17 de junio de 2017

Nada fue más sencillo...

Nada fue más sencillo que concretar un hecho
por efusiones mutuas o natural derecho.

Siguiendo el sincronismo lineal de la coherencia
perfectas de dos huellas para una equivalencia.

Para un ajuste noble en la avidez que acierta
el alma que descubre la luz frente a su puerta.

Porque lo dice todo, hasta el normal suceso
divino de un milagro que el tiempo deja impreso.

La noche inacabable bendice esa impaciencia
plausible de un encanto para una coincidencia.

Que llena de matices el fin que hoy nos aúna
cuando nos teje un sueño el hilo de la luna.

Nada fue mas sencillo que confirmar la alianza
profunda en el motivo real de la confianza.

Y descubrir que hay rosas detrás de esa manera
proporcional al curso bonito de la espera.

Reconociendo pasos que llegan desde lejos
y algún recuerdo grato trotando en los espejos.

Por una simetría que facilita el modo
imperativo y dulce cuando se entrega todo.

Nada fue más sencillo que perseguir su estrella
y andar por medio mundo para besarla a ella.

Ernesto Cárdenas.

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